28 de marzo de 2011
Que se vea que la queremos...
Un día como hoy, 28 de marzo, pero de 1925, casi nada, en Zaragoza, fue ordenado sacerdote San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz a la cual pertenezco. Ante este aniversario, os invito a ver la siguiente tertulia de San Josemaría con sacerdotes a comienzos de los años 70, en donde invitaba a tratar y a querer a la Santísima Virgen mediante el rezo del Santo Rosario. Eso, que se vea que la queremos...
25 de marzo de 2011
"Jaire, Maria, Kejaritomene".

Estas son las palabras con las que el arcángel San Gabriel saludó a María en el momento de la Anunciación. "Jaire, Maria, Kejaritomene" (¡Alégrate, llena de Gracia!). "Kejaritomene", es la forma femenina griega del Participio de "Parakeimenos", tiempo igual al Presente Perfecto del verbo griego "Jaritoomai" (me llenó de Gracia).
Y esta es la fiesta que hoy celebramos, en medio de este tiempo de Cuaresma; la solemnidad de la Encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María. Esta fiesta, es el centro de nuestra fe, en la que se revela la gloria de la Trinidad y su amor por nosotros: «La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria» (Jn 1, 14). «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Jn 3,16). «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él» (1 Jn 4,9). En los textos de Juan comprendemos cómo la revelación de la gloria trinitaria de la Encarnación es una semilla de vida divina puesta para siempre en el mundo y en el corazón de los hombres. Dice Pablo en la Carta a los Gálatas: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios» (Gál 4,4; Rom 8,15). El Padre, el Hijo y el Espíritu están presentes, por tanto, y actúan en la Encarnación para que participemos en su misma vida. «Todos los hombres, dice el Vaticano II, son llamados a esta unión con Cristo, luz del mundo, de quien procedemos, por quien vivimos y hacia quien caminamos». (Lumen gentium). Y san Cipriano, la comunidad de los hijos de Dios es «un pueblo de la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (De Orat Dom, 23).
21 de marzo de 2011
There be dragons.
El próximo 25 de marzo en nuestro país, será el estreno de la película “There be dragons” (Encontrarás dragones) escrita y dirigida por Roland Joffé, director de “La Misión” y “Los gritos del silencio”.
“Encontrarás dragones”, es un relato en el que intervienen revolucionarios, soldados y hombres de Dios en el terrible escenario de la Guerra Civíl Española y tiene como uno de los protagonistas principales a San Josemaría Escrivá, fundador de Opus Dei, interpretado por Charlie Cox.
Presenciamos una historia de amor y de heroísmo que se desarrolla en medio de un ambiente dominado por los celos, el odio y la violencia; un drama desgarrador que muestra como el perdón puede romper las cadenas del pasado.
“Encontrarás dragones”, habla, precisamente, de esas amenazas que pueden surgir en nuestras vidas en cualquier momento de oscuridad; como son estos tiempos presentes o como fueron los de la Guerra Civil. Ayer, como hoy, el odio, el miedo, la culpa, la venganza, la traición, ¡la guerra!, son los dragones; la esperanza, el valor, el perdón, la redención, la fe, ¡el amor!, las armas para derrotarlos.
Roland Joffé nos dice en una entrevista: «Es una película sobre creyentes y no creyentes. Quedé profundamente impresionado por la convicción de San Josemaría de que todos somos santos en potencia, por su fe en que cada quién es, en última instancia, capaz de acabar con sus propios dragones. Espero que la gente que vea la película lo descubra en sus propias luchas, con sus dragones y que comprendan que ningún santo ha llegado a serlo sin haber luchado».
Cuando alguien se atreve a realizar una película con fundamentos sólidos de perdón y amor y al descubrir tanto bien que hay repartidos por el mundo, es bueno sacarlos a la luz.
“There be dragons”… sobre las cosas que se hacen para encontrar sentido a la vida. Es una película que recuerda el valor de la amistad y del perdón.
19 de marzo de 2011
Guardián de Jesús, esposo de María.

"San José, guardián de Jesús y casto esposo de María,
tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber,
tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret
con el trabajo de tus manos.
Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti.
Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.
Se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges.
Tu también conociste pruebas, cansancio y trabajos.
Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría
por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios,
el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre. Amén."
(Juan XXIII)
9 de marzo de 2011
Un camino hacia la Pascua.

Hoy, con la celebración del Miércoles de Ceniza, comienza la Santa Cuaresma, un tiempo de gracia y de conversión. Es este, un tiempo litúrgico que nos invita a volvernos a Dios, a llenarnos de Él. Es un tiempo de reflexión, oración, meditación, para saber descubrir lo esencial en nuestra vida de cristianos, para vivir libres, ser libres de verdad y en la Verdad, evitar los apegos a personas y a cosas, tener un gran dominio de sí y emprender actividades apostólicas para llevar el mensaje de Cristo a todos. Es un tiempo de austeridad y de desprendimiento encaminado a dar vida. El tiempo cuaresmal, es como unos grandes ejercicios espirituales para toda la Iglesia. No desaprovechemos el tiempo. Sólo Cristo nos desvela quienes somos. Sólo Él puede darnos la felicidad verdadera. Unidos a Cristo, unidos a nuestra Madre la Iglesia. Que tengamos todos una santa y provechosa Cuaresma.
8 de marzo de 2011
Jesucristo lo provee todo.

"Si mirásemos cuán grande es la misericordia de Dios, nunca dejaríamos de hacer bien mientras pudiésemos: pues que, dando nosotros por su amor a los pobres lo que él propio nos da, nos promete ciento por uno en la bienaventuranza. ¡Oh, bienaventurado logro y usura! ¿Quién no da lo que tiene a este bendito mercader, pues hace con nosotros tan buena mercancía y nos ruega, los brazos abiertos, que nos convirtamos y lloremos nuestros pecados, y hagamos caridad primero a nuestras ánimas y después a los prójimos? Porque así como el agua mata al fuego, así la caridad al pecado.
Son tantos los pobres que aquí se llegan que yo mismo muchas veces estoy espantado cómo se pueden sustentar, mas Jesucristo lo provee todo y les da de comer. Como la ciudad es grande y muy fría, especialmente ahora en invierno, son muchos los pobres que se llegan a esta casa de Dios. Entre todos, enfermos y sanos, gente de servicio y peregrinos, hay más de ciento diez. Como esta casa es general, reciben en ella generalmente de todas enfermedades y suerte de gentes, así que aquí hay tullidos, mancos, leprosos, mudos, locos, paralíticos, tiñosos, y otros muy viejos y muy niños, y, sin estos, otros muchos peregrinos y viandantes, que aquí se allegan, y les dan fuego y agua, sal y vasijas para guisar de comer. Para todo esto no hay renta, mas Jesucristo lo provee todo.
De esta manera estoy aquí empeñado y cautivo por solo Jesucristo. Viéndome tan empeñado, muchas veces no salgo de casa por las deudas que debo, y viendo padecer tantos pobres mis hermanos y prójimos, y con tantas necesidades así al cuerpo como al ánima, como no los puedo socorrer, estoy muy triste, mas empero confío en Jesucristo; que el me desempeñará, pues él sabe mi corazón. Y así. digo que maldito el hombre que fía de los hombres, sino de solo Jesucristo; de los hombres has de ser desamparado, que quieras o no; mas Jesucristo es fiel y durable, y pues que Jesucristo lo provee todo, a él sean dadas las gracias por siempre jamás. Amén." (De las cartas de San Juan de Dios, 1495-1550).
28 de febrero de 2011
Día de descanso, día del Señor...
Ayer domingo, después de las correspondientes obligaciones parroquiales, el Señor me regaló unas horas de descanso y distracción, que aproveché para charlar, rezar y comer con unos amigos en lo más alto de las cumbres de nuestra tierra, de donde uno es nativo, y de verdad, no hace falta más, pues como dice el dicho; "lo breve si es bueno, dos veces bueno".
Y es que aunque no lo parezca, el hombre ha sido creado para amar y ser feliz, ese es el plan de Dios para cada uno de nosotros, y problemas, siempre hay y los habrá, y vendrán aunque no los busquemos, esas pequeñas o pesadas cruces de cada dia, y que hemos de llevar con paz y esperanza, con alegria, abandonándonos por completo en los brazos amorosos de Dios.
Así es amigos. Si queremos, a pesar de las contrariedades de cada día, podemos ser felices en verdad, si de verdad queremos, y nos lo proponemos, podemos vivir cada día como si fuera el último, con la intensidad de Dios no con la del mundo, y disfrutar, disfrutar de esos buenos momentos y momentos inolvidables que quedaran guardados para siempre en lo más profundo de nuestro corazón. Y como dice una amiga, de vez en cuando es bueno vivir las tres "d" (descansar, disfrutar y desconectar), aunque sea por poco tiempo, tal vez una horas, pero cuanto se agredece, y si la compañia es buena, que siempre lo es, mucho más...
Por eso, en esta noche, y última de febrero, y con total agradecimiento, solo me sale decir; Gracias Señor por tanto don, gracias por esos momentos vividos, gracias por la familia, gracias por los amigos, gracias por sentir tu Presencia en la gran obra de la Creación...
25 de febrero de 2011
Wanda Poltawska.

A muchos este nombre no les dirá nada, tal vez a algunos, por el apellido, les sonorá su origen polaco, pero sin embargo, si les digo que fue la gran amiga, o la "hermana" como el mismo le decía, de Juan Pablo II, las cosas cambian. Y esto lo digo por que cuando Karol Wojtyla (nombre de pila del Papa Juan Pablo II) era arzobispo de Cracovia, envió una carta al famoso fraile capuchino, padre Pío de Pietrelcina, en San Giovanni Rotondo, para pedirle que rezara por su gran amiga, la psiquiatra Wanda Poltawska, gravemente enferma de cáncer en la garganta.
Así lo recuerda en esta entrevista, realizada hace ya algunos años por Zenit, a la profesora Poltawska, catedrática de Medicina Pastoral en la Academia Pontificia de Cracovia, quien experimentó una inexplicable curación.
No está de más recordar, que Juan Pablo II visitó al padre Pío en su convento de San Giovanni Rotondo, sur de Italia, en 1947, cuando era un simple sacerdote polaco que estudiaba en Roma. Además, oró ante su tumba en 1974 cuando era arzobispo de Cracovia y, en 1987, ya como Papa. Algunos aseguran que al padre Pío profetizó que Karol Wojtyla sería obispo de Roma, es decir, Papa.
–¿Qué es lo que más le impresionó del Padre Pío?
Poltawska: Lo que me impresiona de la persona del padre Pío es ante todo su testimonio de vida interior, de vida unida a Dios. El padre Pío, con cada fibra de su ser, nos muestra que el verdadero nivel, la auténtica dimensión que tenemos que alcanzar es la vida espiritual: vivir en comunión de espíritu con el Señor Jesús para recibir su misma vida. En nuestro tiempo, muchos olvidan que la verdadera dimensión humana es la eterna, porque es Dios quien nos ha creado y Dios es eterno. El padre Pío, al igual que todo santo, testimonia al mundo que la vida no termina con la muerte, sino que, en realidad, después de la muerte inicia una vida más auténtica, pues está totalmente sumergida en Dios. El lenguaje de quien no cree en Dios se detiene en las pobres categorías psicológicas, sociológicas y corporales? El padre Pío nos habla de la verdadera dimensión del hombre, de la verdadera medida de la persona humana, porque nos habla de Dios: sí, Dios existe y el padre Pío lo testimonia.
–¿Podría contarnos, sin necesidad entrar en detalles, qué sintió después de haber recibido la gracia de la curación por intercesión de el padre Pío? Después del milagro, usted viajó a San Giovanni Rotondo a ver al fraile, ¿puede decirnos que probó al encontrarse con el padre Pío?
Poltawska: Ciertamente no es fácil decir lo que he vivido. Primero pensé que era una equivocación de diagnóstico de los médicos. Luego, al tomar conciencia de lo que me había sucedido, sobre todo después del encuentro con el padre Pío, me di cuenta de que era una intervención de la gracia de Dios que había obtenido gracias a las oraciones del padre Pío. Lo que me impresionó, cuando en mayo de 1967 viajé por primera vez a San Giovanni Rotondo, fue la mirada del padre Pío, sus ojos y sus palabras henchidas de fe, en particular durante la celebración de la santa misa. Yo no sabía nada de él, pero desde que le encontré no le he vuelto a olvidar. Ese día me encontraba en medio de la multitud. Asistía como todos a la misa. Después, el padre Pío, como de costumbre, aunque con mucha fatiga, pasaba en medio de la gente. Cuando se me acercó, sin decirme nada, me miró y me acarició paternalmente la cabeza. Las mujeres me preguntaron quién era yo. Les había impresionado el que el padre Pío se detuviera precisamente ante mí. Yo sólo les respondí: «soy de Polonia». Ese momento en que me miró sin decirme nada ha permanecido impreso para siempre en mi memoria. No es fácil para mí pensar que soy alguien que ha sido curada milagrosamente.
–¿Qué le impresionó del padre Pío?
Poltawska: Como ya he dicho, me impresionó su mirada y cómo celebraba la santa misa. La celebraba viviéndola; se veía que el padre Pío vivía un verdadero misterio y un verdadero sufrimiento. Nunca he visto algo similar en otra misa. Con un silencio tan henchido de temor de Dios y de devoción. Todos estaban silenciosos porque estaban muy impresionados por su manera de celebrar la misa. En aquella época el padre Pío sufría mucho, también físicamente. Casi no podía caminar: murió un año después.
–Usted conoce bien a Juan Pablo II, desde los tiempos de Cracovia. ¿En qué se parecen el padre Pío y el Papa?
Poltawska: En la profundidad de su fe. También el Santo Padre vive en esa dimensión espiritual, siempre en contacto con Dios. Está seguro de que Dios existe, que está aquí, que está presente y sabe todo y que lo domina todo. Esta profundidad de fe me ha impresionado muchísimo en ambos. Ellos viven una fe cierta, fuerte, por eso creen que todo es posible para Dios. Con la fe inquebrantable en el Señor Jesús se podemos lograrlo todo y ellos están convencidos de ello.
–¿Qué ha significado para Usted participar en la Plaza San Pedro en la canonización del padre Pío?
Poltawska: Pienso que esto es como un punto de llegada de un largo camino, el camino del reconocimiento de la santidad del padre Pío. El Santo Padre, antes todavía de ser Papa, estaba seguro de que el padre Pío era santo. Con esa disposición fue a ver al padre Pío y se confesó con él. La canonización es un cumplimiento, diría, natural, para el Santo Padre. Pone su sello sobre un itinerario iniciado hace tiempo, sopesado profundamente por la Congregación para las Causas de los Santos, estudiado bajo todos sus aspectos. El Papa ha dejado que cada uno cumpliera con su cometido, pero en su corazón, ciertamente, ha estado siempre seguro de que este hombre ha sido excepcionalmente amado por Cristo, con su vida llena de sufrimientos. Pienso que el Santo Padre ha rezado durante mucho tiempo por esta canonización. Él estaba seguro desde hace muchos años de que Padre Pío alcanzó una gran santidad. Yo también estaba segura.
Así lo recuerda en esta entrevista, realizada hace ya algunos años por Zenit, a la profesora Poltawska, catedrática de Medicina Pastoral en la Academia Pontificia de Cracovia, quien experimentó una inexplicable curación.
No está de más recordar, que Juan Pablo II visitó al padre Pío en su convento de San Giovanni Rotondo, sur de Italia, en 1947, cuando era un simple sacerdote polaco que estudiaba en Roma. Además, oró ante su tumba en 1974 cuando era arzobispo de Cracovia y, en 1987, ya como Papa. Algunos aseguran que al padre Pío profetizó que Karol Wojtyla sería obispo de Roma, es decir, Papa.
–¿Qué es lo que más le impresionó del Padre Pío?
Poltawska: Lo que me impresiona de la persona del padre Pío es ante todo su testimonio de vida interior, de vida unida a Dios. El padre Pío, con cada fibra de su ser, nos muestra que el verdadero nivel, la auténtica dimensión que tenemos que alcanzar es la vida espiritual: vivir en comunión de espíritu con el Señor Jesús para recibir su misma vida. En nuestro tiempo, muchos olvidan que la verdadera dimensión humana es la eterna, porque es Dios quien nos ha creado y Dios es eterno. El padre Pío, al igual que todo santo, testimonia al mundo que la vida no termina con la muerte, sino que, en realidad, después de la muerte inicia una vida más auténtica, pues está totalmente sumergida en Dios. El lenguaje de quien no cree en Dios se detiene en las pobres categorías psicológicas, sociológicas y corporales? El padre Pío nos habla de la verdadera dimensión del hombre, de la verdadera medida de la persona humana, porque nos habla de Dios: sí, Dios existe y el padre Pío lo testimonia.
–¿Podría contarnos, sin necesidad entrar en detalles, qué sintió después de haber recibido la gracia de la curación por intercesión de el padre Pío? Después del milagro, usted viajó a San Giovanni Rotondo a ver al fraile, ¿puede decirnos que probó al encontrarse con el padre Pío?
Poltawska: Ciertamente no es fácil decir lo que he vivido. Primero pensé que era una equivocación de diagnóstico de los médicos. Luego, al tomar conciencia de lo que me había sucedido, sobre todo después del encuentro con el padre Pío, me di cuenta de que era una intervención de la gracia de Dios que había obtenido gracias a las oraciones del padre Pío. Lo que me impresionó, cuando en mayo de 1967 viajé por primera vez a San Giovanni Rotondo, fue la mirada del padre Pío, sus ojos y sus palabras henchidas de fe, en particular durante la celebración de la santa misa. Yo no sabía nada de él, pero desde que le encontré no le he vuelto a olvidar. Ese día me encontraba en medio de la multitud. Asistía como todos a la misa. Después, el padre Pío, como de costumbre, aunque con mucha fatiga, pasaba en medio de la gente. Cuando se me acercó, sin decirme nada, me miró y me acarició paternalmente la cabeza. Las mujeres me preguntaron quién era yo. Les había impresionado el que el padre Pío se detuviera precisamente ante mí. Yo sólo les respondí: «soy de Polonia». Ese momento en que me miró sin decirme nada ha permanecido impreso para siempre en mi memoria. No es fácil para mí pensar que soy alguien que ha sido curada milagrosamente.
–¿Qué le impresionó del padre Pío?
Poltawska: Como ya he dicho, me impresionó su mirada y cómo celebraba la santa misa. La celebraba viviéndola; se veía que el padre Pío vivía un verdadero misterio y un verdadero sufrimiento. Nunca he visto algo similar en otra misa. Con un silencio tan henchido de temor de Dios y de devoción. Todos estaban silenciosos porque estaban muy impresionados por su manera de celebrar la misa. En aquella época el padre Pío sufría mucho, también físicamente. Casi no podía caminar: murió un año después.
–Usted conoce bien a Juan Pablo II, desde los tiempos de Cracovia. ¿En qué se parecen el padre Pío y el Papa?
Poltawska: En la profundidad de su fe. También el Santo Padre vive en esa dimensión espiritual, siempre en contacto con Dios. Está seguro de que Dios existe, que está aquí, que está presente y sabe todo y que lo domina todo. Esta profundidad de fe me ha impresionado muchísimo en ambos. Ellos viven una fe cierta, fuerte, por eso creen que todo es posible para Dios. Con la fe inquebrantable en el Señor Jesús se podemos lograrlo todo y ellos están convencidos de ello.
–¿Qué ha significado para Usted participar en la Plaza San Pedro en la canonización del padre Pío?
Poltawska: Pienso que esto es como un punto de llegada de un largo camino, el camino del reconocimiento de la santidad del padre Pío. El Santo Padre, antes todavía de ser Papa, estaba seguro de que el padre Pío era santo. Con esa disposición fue a ver al padre Pío y se confesó con él. La canonización es un cumplimiento, diría, natural, para el Santo Padre. Pone su sello sobre un itinerario iniciado hace tiempo, sopesado profundamente por la Congregación para las Causas de los Santos, estudiado bajo todos sus aspectos. El Papa ha dejado que cada uno cumpliera con su cometido, pero en su corazón, ciertamente, ha estado siempre seguro de que este hombre ha sido excepcionalmente amado por Cristo, con su vida llena de sufrimientos. Pienso que el Santo Padre ha rezado durante mucho tiempo por esta canonización. Él estaba seguro desde hace muchos años de que Padre Pío alcanzó una gran santidad. Yo también estaba segura.
22 de febrero de 2011
Cátedra de San Pedro.

Celebramos hoy la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al siglo IV, con la que se rinde homenaje y al mismo tiempo se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.
La palabra "cátedra" significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también "sede" (asiento o sitial): la "sede" es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis.
Antes de rezar el Ángelus en un día como este, el Papa Juan Pablo recordó que "la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el 'ministerium petrinum' (el ministerio de Pedro), ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial". "Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles".
Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666. Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona.
Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.
19 de febrero de 2011
Señora...

...no me desampare tu amparo,
no me falte tu piedad,
no me olvide tu memoria.
Si Tú, Señora, me dejas;
¿quién me sostendrá?.
¿quién me sostendrá?.
Si Tú me olvidas;
¿quién se acordará de mí?.
¿quién se acordará de mí?.
Si Tú, que eres Estrella de la mar
y guía de los errados, no me alumbras;
¿a dónde iré a parar?.
y guía de los errados, no me alumbras;
¿a dónde iré a parar?.
No me dejes tentar del enemigo,
y si me tentare, no me dejes caer,
y si cayere, ayúdame a levantar.
y si me tentare, no me dejes caer,
y si cayere, ayúdame a levantar.
¿Quién te llamó, Señora, que no le oyeses?
¿Quién te pidió, que no le otorgases?.
(Fray Luis de Granada 1504-1588.)
¿Quién te pidió, que no le otorgases?.
(Fray Luis de Granada 1504-1588.)
14 de febrero de 2011
Enamorados...
Un 14 de febrero, un día como hoy, pero de 1943, hace ya 68 años, San Josemaría Escrivá, mientras celebraba la Santa Misa, "encontró la luz en su alma", como el llamaba, es decir, encontró la solución jurídica que buscaba para que hubiesen sacerdotes en el Opus Dei. Ello dió "comienzo" a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz (Societas Sacerdotalis Sanctæ Crucis), aunque hasta el 25 de junio de 1944, no es reconocida jurídicamente como tal.
Y en palabras del propio San Josemaría: "Tras recibir aquella luz en mi alma, que me hizo ver la solución deseada, al acabar de celebrar la Santa Misa, dibujé el sello de la Obra, la Cruz de Cristo abrazando el mundo, metida en sus entrañas, y entonces pude hablar de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz".
"Porque ahora todo es muy fácil, pero entonces las soluciones jurídicas no estaban claras. Pero Dios Nuestro Señor, en su bondad infinita, quiso darme la solución dentro de nuestro Opus Dei, sin necesidad de crear otra nueva familia espiritual: nunca cesaré de dar gracias por esta providencia". (De una tertulia con San Josemaría en 1972).
Después de la erección de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, en diciembre de 1943, los primeros sacerdotes del Opus Dei (después de san Josemaría) fueron ordenados en junio de 1944. Estos tres primeros fueron: Don Álvaro del Portillo, obispo y primer sucesor de San Josemaría, Don José Luís Múzquiz y Don José María Hernández de Garnica.
La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz es una asociación de clérigos, intrínsecamente unida a la Prelatura, a la que actualmente pertenecen más de 4.000 sacerdotes. El Prelado del Opus Dei, Don Javier Echevarría, es el presidente de la Sociedad Sacerdotal.
Los clérigos diocesanos que se adscriben a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz buscan recibir ayuda espiritual para alcanzar la santidad en el ejercicio de su ministerio, según el espíritu del Opus Dei. Su adscripción a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz no conlleva la incorporación al presbiterio de la prelatura: cada uno sigue incardinado en su propia diócesis y depende sólo de su obispo, y sólo a él da cuenta de su labor pastoral.
La autoridad de la Iglesia, en diferentes documentos, por ejemplo en varios textos del Concilio Vaticano II y en el Código de Derecho Canónico, ha recomendado este tipo de asociaciones sacerdotales.
Y mientra nuestra sociedad celebra un día al año, el "día de los enamorados" con ramos de rosas, cenas románticas y corazones de terciopelo rojo con las palabras "te quiero", nosotros, los sacerdotes, lo celebramos cada día, renovando nuestro amor en el altar hacia Aquel que nos enamoró, se fijó en nosotros, nos llamó y nos dijo "te quiero", solo por eso, sencillamente por eso, porque hemos conocido el Amor, estamos siempre enamorados....y es que, como dice San Josemaría en este video, "el que tiene miedo, no sabe querer...".
11 de febrero de 2011
Que soy era Immaculada Councepciou.

Celebramos como cada 11 de febrero a Ntra. Sra. de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo, por ser Lourdes, el lugar mariano a donde acuden cada año, millones de enfermos y peregrinos buscando alivio y consuelo a sus padecimientos tanto físicos como espirituales. Y como sabemos, el 11 de febrero de 1858, la Virgen María se apareció a una joven campesina llamada Bernardette Soubirous, en la Gruta de Massabielle, en la localidad de Lourdes (Sur de Francia). Y es que según el testimonio de la jovencita Bernardette, en la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Después de la primera aparición, la Virgen se vuelve a aparecer unas diecisiete veces más. Cuatro años antes, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pio IX, había definido el Dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la vista hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) ". "Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..). Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez..." " Y al preguntarle quien era, me dijo: Que soy era Immaculada Councepciou -Yo soy la Inmaculada Concepción-" (Relato de Santa Bernardette Soubirous sobre las apariciones de la Virgen).
"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la vista hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) ". "Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..). Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez..." " Y al preguntarle quien era, me dijo: Que soy era Immaculada Councepciou -Yo soy la Inmaculada Concepción-" (Relato de Santa Bernardette Soubirous sobre las apariciones de la Virgen).
Oración del enfermo por Juan Pablo II:
Señor, Tu conoces mi vida y sabes mi dolor,
Señor, Tu conoces mi vida y sabes mi dolor,
haz visto mis ojos llorar,
mi rostro entristecerse,
mi cuerpo lleno de dolencias
y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti
cuando, camino de la cruz,
todos te abandonaron
hazme comprender tus sufrimientos
y con ellos el Amor que Tu nos tienes.
Y que yo también aprenda,
Y que yo también aprenda,
que uniendo mis dolores a Tus dolores
tienen un valor redentor por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con Amor,
hasta con alegría.
Sí no es ¨posible que pase de mi este cáliz¨.
Te pido por todos los que sufren:
por los enfermos como yo,
por los pobres, los abandonados, los desvalidos,
los que no tienen cariño ni comprensión
y se sienten solos.
Señor: Sé que también el dolor
lo permites Tu para mayor bien de los que te amamos.
Haz que estas dolencias que me aquejan,
me purifiquen, me hagan más humano,
me transformen y me acerque más a Ti. Amén.
9 de febrero de 2011
Sólo por hoy...

- Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
- Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado de mi aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
- Sólo por hoy, seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no solo en el otro mundo, sino en este también.
- Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
- Sólo por hoy, dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
- Sólo por hoy, haré una buena acción y no lo diré a nadie
- Sólo por hoy, haré por lo menos una cosa que no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.
- Sólo por hoy, me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
- Sólo por hoy, creeré firmemente (aunque las circunstancias demuestren lo contrario) que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
- Sólo por hoy, no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
(Decálogo de la serenidad, del Papa Juan XXIII).
8 de febrero de 2011
7 de febrero de 2011
Enséñanos, ayúdanos...

"Enséñanos a nosotros, te pedimos,
la humildad del corazón
para formar parte
de los pequeños del Evangelio,
a quienes el Padre
les ha prometido revelar
los misterios de su Reino.
Ayúdanos a rezar
sin cansarnos nunca,
seguros de que Dios conoce
lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos una mirada de fe
capaz de reconocer con prontitud
en los pobres y en los que sufren
el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos en la hora
del combate y de la prueba y, si caemos,
haz que experimentemos
la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María,
Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena
hacia la patria bienaventurada,
donde esperamos llegar también nosotros
para contemplar para siempre
la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
(Oración pronunciada por Juan Pablo II en la Misa de canonización del Padre Pío, el 16 de Junio de 2002).
5 de febrero de 2011
Quiero conocerlo en su bondad...

Hace unos días, un amigo sacerdote me envió esta breve reflexión que escuché hace mucho tiempo y que hoy comparto con todos vosotros. Tal vez nos ayude a descubrir que en muchas ocasiones con nuestra forma de comportarnos seremos la única Biblia que la gente pueda leer.
"Un capellán se aproximó a un soldado herido en medio del campo de batalla y le preguntó:
+ ¿Quieres que te lea la Biblia?
- Primero dame agua, que tengo sed. Respondió el soldado malherido.
El capellán le dio el último trago de su cantimplora, aunque sabía que no había más agua en kilómetros a la redonda.
+ ¿Ahora?, preguntó de nuevo.
- Primero dame de comer, le suplicó el soldado.
El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
- Tengo frío, fue el siguiente clamor.
Y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña pese al frío que lo calaba y cubrió al lesionado.
- Ahora sí, le dijo el soldado al capellan. Háblame de ese Dios que te hizo darme tu última gota de agua, tu último mendrugo de pan, y tu único abrigo. Quiero conocerlo en su bondad".
2 de febrero de 2011
Luz para alumbrar a las naciones...

El día 2 de febrero de cada año, celebramos con toda la Iglesia la fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalem.
En tiempos de Jesús, la Ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.
Cuando se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del Templo para llevar una ofrenda: un cordero si eran ricos y una paloma o tórtola si eran pobres. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.
José y María, cumpliendo con la Ley, llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Y como eran pobres, ofrecieron dos palomas. Al entrar en el recinto sagrado, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó al Niño Jesús en brazos y lo bendijo diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel", dando a entender que ese Niño sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, volviéndose a María dijo: "y a tí una espada te traspasará el alma" profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas encendidas) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como Luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.
Esta fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo o de la Candelaria, es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia y fidelidad de María y para agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino hacia la salvación eterna.
En tiempos de Jesús, la Ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.
Cuando se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del Templo para llevar una ofrenda: un cordero si eran ricos y una paloma o tórtola si eran pobres. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.
José y María, cumpliendo con la Ley, llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Y como eran pobres, ofrecieron dos palomas. Al entrar en el recinto sagrado, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó al Niño Jesús en brazos y lo bendijo diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel", dando a entender que ese Niño sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, volviéndose a María dijo: "y a tí una espada te traspasará el alma" profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.
También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas encendidas) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como Luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.
Esta fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo o de la Candelaria, es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia y fidelidad de María y para agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino hacia la salvación eterna.
31 de enero de 2011
Don Bosco

Celebramos hoy con toda la familia Salesiana, la memoria de San Juan Bosco, sacerdote italiano, apóstol de la juventud (1815-1888). El Oficio Divino de este día, nos ofrece como segunda lectura, una carta de Don Bosco dirigida a sus hijos salesianos de entonces pero que bien vale para cualquiera de los que nos hemos entregado al Amor en la actualidad.
TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR.
"Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.
¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar, amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.
Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia los llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.
Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.
Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.
Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables."
20 de enero de 2011
El mendigo que confesó a Juan Pablo II.

Como ya sabemos, el próximo 1 de mayo, Benedicto XVI, declarará beato a su antecesor en la “Silla de Pedro”, Juan Pablo II. Ante este evento tan importante para la Iglesia y tan esperado por todos los que tuvimos la dicha de conocerle y amarle como él nos amó a ejemplo e imagen del Maestro, relato un episodio poco conocido de la vida del Papa Juan Pablo II que tal vez muchos ya conocen.
"En Roma, un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él. Ahora mendigaba por las calles.
El cura, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido.
Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa.
Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse.
El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, les respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: "una vez sacerdote, sacerdote siempre". "Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero", insistió el mendigo. "Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso", dijo el Papa.
El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos". (Relato extraído de Aciprensa)
18 de enero de 2011
2011, AÑO DEL CONSUMISMO...

Según los más reconocidos expertos en economía, marketing y tendencias del consumidor, el año 2011 será el AÑO DEL CONSUMISMO.
Es por ello por lo que en 2011 tendrá que quedarse:
CON SU MISMO COCHE.
CON SU MISMO SUELDO.
CON SU MISMO TECHO.
CON SU MISMO VESTUARIO.
CON SU MISMO PAR DE ZAPATOS.
Y solo si Dios quiere...
CON SU MISMO TRABAJO.
No nos podemos quejar, verdad!!!
¡Arriba el CONSUMISMO, porque no hay otra cosa!
16 de enero de 2011
Un ateo a favor de la Iglesia Católica.

El siguiente artículo, apareció publicado en El Diario Montañés, el pasado mes de noviembre. Su autor es José Manuel López Veja, Médico especialista en el Hospital Valdecilla:
“Si es reprochable empezar hablando de uno mismo, también será esclarecedor decir de entrada que mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:
“Si es reprochable empezar hablando de uno mismo, también será esclarecedor decir de entrada que mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:
1ª. Ante las privaciones de muchos seres humanos (no solo en países subdesarrollados), es natural fomentar la ayuda y la cooperación. Que se describan con palabras como solidaridad, compasión, justicia o caridad es lo de menos; lo crucial es canalizarlas a través de organizaciones eficientes.
Ya sé que existen las recientes criaturas llamadas oenegés, pero cómo negar el papel histórico de las misiones católicas y de Cáritas en ese terreno. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.
2ª. Para explicar la idea de Europa -y no digamos la de España- a un extraterrestre, sería imposible obviar el catolicismo. Entre nosotros, terrícolas, sería fatigoso desgranar su legado intelectual, arquitectónico, ético y artístico. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.
3ª. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jacta de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica, no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria”.
15 de enero de 2011
Con el paso de los años...

… uno va envejeciendo, ciertamente, pero también vamos descubriendo a personas que de un modo u otro, van marcando nuestras vidas, y es que hace algún tiempo, un amigo estupendo, de esos que podemos llamar “especiales”, sencillamente porque lo son y se lo han currao, de esos que trasnochan por nosotros si hiciese falta, de esos que nos llaman todos los días mientras dura nuestro proceso gripal, de esos que sin querer, nos hacen sufrir con alguna bromilla un tanto merecida, je, je, je, me escribió un sms diciéndome algo así: “Es verdad que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es verdad que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo hemos encontrado”.
Y así es, las cosas más valiosas, los buenos regalos en la vida, no se compran en los grandes almacenes. En esta vida, los grandes regalos están junto a nosotros, y son nuestros amigos, y no existe moneda de compra para ello, perdón, si hay una moneda de gran valor, mayor que el oro, se llama Amor. Si nos dedicáramos a negociar con ella, ¿se imaginan la cosecha?.
Sí amigos, el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso, en esta vida existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables. Felices y merecidas vacaciones. Gracias.
13 de enero de 2011
Querido amigo:

¿Cómo estás?, te escribo esta carta porque quiero decirte que te amo, y me gustaría tener una relación más cercana contigo. De más está que te pregunte como estás, porque estoy pendiente de ti cada minuto, y hasta ese último pensamiento que tantas veces te desvela, lo conozco.
Te noto a veces tan distante de mí, que he sentido miedo de perderte para siempre. Ayer te vi muy triste y quise arrancar de ti esa angustia, lo grité a los cuatro vientos pero no me buscaste. Te vi ayer hablando con tus amigos, te vi comer fuera de hora, y recorrí contigo la calle de tu casa, quise mirar con tus ojos eso que guardas y que te provoca tanta nostalgia, y quise que tú me escucharas pero no lo hiciste, y así esperé todo el día.
Al llegar la noche te di una hermosa puesta de sol para cerrar tu día, y una suave brisa para tu descanso. Después de un día tan agitado, esperé, pero nunca viniste. Te vi dormir anoche y quise tocar tu frente, envié rayos de luna que se reflejaron en tu casa para ver si te despertabas conmigo, pero seguías en tu sueño.
Quiero compartir contigo tantas cosas, pero no me dejas. En la mañana era tarde y te fuiste apresurado sin ni siquiera sospechar lo importante que eres para mí. Te amo y trato de decírtelo por medio del cielo azul, de la lluvia.... y mi voz se pierde como un eco detrás de tus pensamientos.
Te hablo al oído a través de las hojas de los árboles y el olor de las flores, te grito en los riachuelos de la montaña, doy a los pajaritos canto de amor solo para ti. Te visto con el calor del sol y te perfumo el aire con el aroma de la naturaleza. Me escucharás cuando hagas silencio en tu interior, te intento guiar moviendo en ti buenos deseos, déjate llevar por ellos. No estoy en el más allá... estoy en tus pensamientos! Regálale una mirada de amor a todo el que te rodea y me descubrirás a cada instante.
Hoy busqué alguien que me prestó sus manos y esta hoja de papel para escribirte, en lo adelante escribiré en tu corazón si me lo permites, solo dime Si... yo se que es duro vivir en este mundo, realmente lo se, pero si confías en mi, a partir de hoy tendrás nuevas fuerzas. Habla conmigo, desahoga tus angustias y ansiedades que yo siempre tengo tiempo para ti, cuéntamelo todo, llora si quieres, soplaré tus lágrimas para acariciar tu rostro.
Llámame a cualquier hora del día o de la noche, que yo nunca duermo, y siempre te responderé. Si puedes caminar y mirar con amor el universo, con humildad tu rostro en el espejo, con ternura aquel que te sonríe, con misericordia aquel que te pide compasión, y con perdón aquel que te hizo llorar... mi voz serán tus pensamientos!... Que no sea largo el camino que habré de recorrer tras de tí.
Tu amigo fiel, JESÚS.
12 de enero de 2011
Experiencias que no se olvidan......

Hay cosas en esta vida que no se olvidan tan fácilmente, ya sean experiencias vividas en el seno familiar, momentos compartidos con amigos entrañables o viajes realizados al lugar más deseado de nuestro mundo. Nuestras vidas estan llenas de experiencias, experiencias intensas, auténticas y gratificantes, que lejos de quedar solo en la retina, pasan antes por el corazón y alli se quedan para siempre. Y esto lo digo, porque el pasado verano, como experiencia inolvidable y para repetir, tuve la gran oportunidad de pasar algunos días en Pietrelcina y en San Giovanni Rotondo, lugar de nacimiento y muerte del Padre Pío (fraile capuchino y primer sacerdote estigmatizado de la historia de la Iglesia), y al mismo tiempo, tuve la dicha de celebrar, con gran emoción, la Santa Misa, en los mismos altares donde durante muchísimos años él la celebró. Y como las penas no vienen solas, así pasa con las alegrías, tuve la suerte de compartir diálogo y concelebrar la Santa Misa en Piana Romana (Pietrelcina) con el Padre Giuliani, fraile capuchino que durante 15 años convivió con Padre Pío en el convento de San Giovanni Rotondo.
Era el 7 de septiembre de 2010, el mismo día del centenario de la aparición de los primeros estigmas internos. Y aquí, en Piana Romana, en el campo, bajo un olmo, Padre Pío, joven sacerdote, recibe por primera vez de Jesús los primeros síntomas de lo que luego serán las llagas de la Pasión. Es el 7 de septiembre de 1910. Él mismo lo cuenta en una carta:
"Anoche yo recibí una cosa que no sé aclarar ni comprender. En medio de las palmas de los manos ha aparecido un poco de rojo, ancho casi como un céntimo y acompañado también de un intenso dolor en medio de aquel rojo......También debajo de mis pies yo siento un poco de dolor...”. (Padre Pío a su confesor Padre Agostino, 8 de septiembre de 1910).
6 de enero de 2011
"Hemos visto su estrella..."

Esta Fiesta que hoy celebramos en la Iglesia, invadida por la ilusión y los regalos, no debiera hacernos pasar por alto el más preciado de los presentes que hemos tenido, el principal “regalo” que nos trae la Epifanía y que es Jesús, el Hijo de Dios, nuestra salvación y la luz de todos los pueblos.
La Solemnidad de la Epifanía celebra la adoración de unos “Magos venidos de Oriente”. En estos Magos, venidos de lejanas tierras para adorar al Hijo de Dios, la Iglesia ha visto siempre, no sólo una manifestación de la Divinidad del Niño recién nacido, que eso significa Epifanía: “manifestación - presentación”, sino también, una prueba de la universalidad de la Buena Noticia, de la salvación. Y esa salvación que Cristo nos trae, no era sólo para el pueblo Judío, sino que su salvación es universal, para todos los pueblos.
En el evangelio de este día leemos; ”Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Estos magos, avisados y venidos de tierras lejanas, lo reconocen y le rinden el tributo de adoración, exclusivo de Dios, dando así cumplimiento a la profecía de Isaías.
Pero, los Magos de Oriente, por designio divino, además de dejarnos una manifestación de la divinidad de Jesús y una prueba de la universalidad de la salvación, van a ser para nosotros, en adelante, una imagen y un ejemplo del camino, no siempre claro y con dificultades, que hemos de andar todos los cristianos.
Como ellos, también nosotros hemos sido llamados por la “estrella” de la vocación cristiana. Una “estrella” que hemos de seguir, a pesar de las dificultades, de las dudas y de los inconvenientes del camino.
En ese camino, los Magos de Oriente son también para nosotros, un ejemplo de dos virtudes muy fundamentales: la fidelidad y la perseverancia a la llamada de Dios.
Que ellos nos sirva de ejemplo para que también un día nosotros, podamos encontrar a Dios y con El, la verdadera felicidad que sólo El puede darnos.
La Solemnidad de la Epifanía celebra la adoración de unos “Magos venidos de Oriente”. En estos Magos, venidos de lejanas tierras para adorar al Hijo de Dios, la Iglesia ha visto siempre, no sólo una manifestación de la Divinidad del Niño recién nacido, que eso significa Epifanía: “manifestación - presentación”, sino también, una prueba de la universalidad de la Buena Noticia, de la salvación. Y esa salvación que Cristo nos trae, no era sólo para el pueblo Judío, sino que su salvación es universal, para todos los pueblos.
En el evangelio de este día leemos; ”Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Estos magos, avisados y venidos de tierras lejanas, lo reconocen y le rinden el tributo de adoración, exclusivo de Dios, dando así cumplimiento a la profecía de Isaías.
Pero, los Magos de Oriente, por designio divino, además de dejarnos una manifestación de la divinidad de Jesús y una prueba de la universalidad de la salvación, van a ser para nosotros, en adelante, una imagen y un ejemplo del camino, no siempre claro y con dificultades, que hemos de andar todos los cristianos.
Como ellos, también nosotros hemos sido llamados por la “estrella” de la vocación cristiana. Una “estrella” que hemos de seguir, a pesar de las dificultades, de las dudas y de los inconvenientes del camino.
En ese camino, los Magos de Oriente son también para nosotros, un ejemplo de dos virtudes muy fundamentales: la fidelidad y la perseverancia a la llamada de Dios.
Que ellos nos sirva de ejemplo para que también un día nosotros, podamos encontrar a Dios y con El, la verdadera felicidad que sólo El puede darnos.
1 de enero de 2011
Sancta Maria, Mater Dei...

Comenzamos el Año Nuevo con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. La Iglesia Católica quiere comenzar cada año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. Esta fiesta, es la fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente.
Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".
Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".
27 de diciembre de 2010
Déjame, Señor, poner mi cabeza en tu costado...

Tú que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y los altos vericuetos
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Tú que en el monte Calvario
entre sus manos dejaste
el más santo relicario:
la carne donde habitaste;
tú que le dejaste ser
el hijo bien adoptado,
déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu costado.
Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
la cabeza en su costado. Amén.
25 de diciembre de 2010
24 de diciembre de 2010
El sueño de la Virgen María...

"José, anoche tuve un sueño muy extraño, como una pesadilla. La verdad es que no lo entiendo. Se trataba de una fiesta de cumpleaños de nuestro Hijo.
La familia se había estado preparando por semanas decorando su casa. Se apresuraban de tienda en tienda comprando toda clase de regalos. Parece que toda la ciudad estaba en lo mismo porque todas las tiendas estaban abarrotadas. Pero algo me extrañó mucho: ninguno de los regalos era para nuestro Hijo.
Envolvieron los regalos en papeles lindísimos y les pusieron cintas y lazos muy bellos. Entonces los pusieron bajo un árbol. ¡Sí!, un árbol, José, ahí mismo dentro de su casa. También decoraron el árbol; las ramas estaban llenas de bolas de colores y ornamentos brillantes. Había una figura en el tope del árbol. Parecía un angelito. Estaba precioso.
Por fin, el día del cumpleaños de nuestro Hijo llegó. Todos reían y parecían estar muy felices con los regalos que daban y recibían. Pero fíjate José, no le dieron nada a nuestro Hijo. Yo creo que ni siquiera lo conocían. En ningún momento mencionaron su nombre. ¿No te parece raro, José, que la gente pase tanto trabajo para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Me parecía que Jesús se habría sentido como un intruso si hubiera asistido a su propia fiesta de cumpleaños.
Todo estaba precioso, José y todo el mundo estaba tan feliz, pero todo se quedó en las apariencias, en el gusto de los regalos. Me daban ganas de llorar que esa familia no conocía a Jesús. ¡Qué tristeza tan grande para Jesús - no ser invitado a Su propia fiesta!
Estoy tan contenta de que todo era un sueño, José. ¡Qué terrible si ese sueño fuera realidad".
23 de diciembre de 2010
"O Emmanuel,...
22 de diciembre de 2010
"O Rex Gentium,...
quem de limo formaste.”
“Oh Rey de las naciones
“Oh Rey de las naciones
y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de los dos pueblos uno solo:
ven y salva al hombre
que formaste del barro de la tierra.”
21 de diciembre de 2010
"O Oriens,...
20 de diciembre de 2010
"O Clavis David,...

... et sceptrum domus Israel;
qui aperis, et nemo claudit;
claudis, et nemo aperit:
veni, et educ vinctum de domo carceris,
sedentem in tenebris, et umbra mortis.”
“Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel,
que abres y nadie puede cerrar,
cierras y nadie puede abrir,
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.”
19 de diciembre de 2010
"O Radix Jesse,...

… qui stas in signum populorum,
super quem continebunt reges os suum,
quem gentes deprecabuntur:
veni ad liberandum nos, jam noli tardare.”
“Oh Renuevo del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo para los pueblos,
ante quien los reyes enmudecen
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más.”
18 de diciembre de 2010
"O Adonai,...
17 de diciembre de 2010
"O Sapientia,...

...quae ex ore Altissimi prodiisti,
attingens a fine usque ad finem,
fortiter suaviterque disponens omnia:
veni ad docendum nos vias prudentiae.”
“Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.”
Las Antífonas de la O.

Hoy, 17 de diciembre, como cada año y ya cercanos a la Navidad, comenzamos con la liturgia de toda la Iglesia a recitar las llamadas “Antífonas de la O”.
Como nos dice el P. José Aldazabal, las “Antífonas de la O” son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh». También se llaman «antífonas mayores».
Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh». También se llaman «antífonas mayores».
Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
O Sapientia = sabiduría, Palabra.
O Adonai = Señor poderoso.
O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de David).
O Clavis = llave de David, que abre y cierra.
O Oriens = oriente, sol, luz.
O Rex = rey de paz.
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.
Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.
Se cantan -con la hermosa melodía gregoriana o en alguna de las versiones en las lenguas modernas- antes y después del Magnificat en las Vísperas de estos siete días, del 17 al 23 de diciembre, y también, un tanto resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.
Se cantan -con la hermosa melodía gregoriana o en alguna de las versiones en las lenguas modernas- antes y después del Magnificat en las Vísperas de estos siete días, del 17 al 23 de diciembre, y también, un tanto resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.
8 de diciembre de 2010
Sin pecado concebida...

"Santísima Virgen María,
yo creo y confieso
vuestra Santa e Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha.
yo creo y confieso
vuestra Santa e Inmaculada Concepción,
pura y sin mancha.
¡Oh Purísima Virgen!,
por vuestra pureza virginal,
vuestra Inmaculada Concepción
y vuestra gloriosa cualidad de Madre de Dios,
y vuestra gloriosa cualidad de Madre de Dios,
alcanzadme de vuestro amado Hijo
la humildad, la caridad, una gran pureza
de corazón, de cuerpo y de espíritu,
la humildad, la caridad, una gran pureza
de corazón, de cuerpo y de espíritu,
una santa perseverancia en el bien,
el don de oración,
una buena vida
y una santa muerte.
y una santa muerte.
Amén"
6 de diciembre de 2010
Un regalo de Dios al mundo...

Hace poco más de un mes, terminé de leer un libro titulado “El secreto del Padre Pío”, del italiano Antonio Socci. El autor, con esta obra, nos acerca a la figura del padre Pío de Pietrelcina, conocido como el “fraile de los estigmas”, aunque a decir verdad, sigue siendo aún, un desconocido para muchos.
Socci, entre otras cosas destaca la gran riada humana que se desplazaba en vida de padre Pío hasta San Giovanni Rotondo, atraídas por esas impresionantes marcas del crucifijo, impresas en las carnes de aquel pobre fraile del Gárgano.
Efectivamente, una infinidad de personas se sintió atraídas por ese fraile, lo buscaron y se reunieron con él en aquella perdida aldea. Un fraile que vivió oculto y silencioso. Su vida transcurrió en unos pocos metros cuadrados, entre su celda, el altar y el confesionario del convento, alguien que no hizo nada para convocar a tantas personas, ni discursos, ni simposios, ni iniciativas públicas, ni entrevistas, ni libros, sino que se limitó a celebrar la Santa Misa y, sobre todo, a confesar entre quince y diecinueve horas al día y a rezar incansablemente durante horas y horas evitando el dormir y el comer durante años, especialmente después de la estigmatización. Así fue su vida durante cincuenta años, salvo los periodos en los que las persecuciones eclesiásticas se lo prohibieron.
Era tal la evidencia de santidad de padre Pío, que en tiempos del papa Benedicto XV, y siendo aún un joven fraile de apenas 32 años, se llegó a decir de él; “Un hombre verdaderamente extraordinario, de esos que Dios manda de tanto en cuanto a la tierra para convertir a los hombres”.
Es inimaginable la cantidad de personas que acudían al padre Pío y que se convirtieron a través de él, en años en los que las iglesias y los seminarios se vaciaban y en donde miles de sacerdotes dejaban el ministerio.
Como ejemplo, nos sirve el hecho de que en el año 1967, un año antes de su fallecimiento, cuando su estado de salud era ya extremadamente precario, se ha calculado que en esos doce meses confesó a unas quince mil mujeres y diez mil hombres.
Podemos imaginarnos rápidamente, cuál podrá ser el total de cincuenta años de misión. De hecho, se ha calculado que hubo unos dos millones de personas, que se le acercaron personalmente pidiendo consejo, petición o confesión y que superan los diez millones quienes acudieron a San Giovanni Rotondo para asistir a sus misas.
Son verdaderamente cifras inauditas, especialmente si nos ponemos a considerar aquellos tiempos y las dificultades de desplazamiento. Después de su muerte, acaecida el 23 de septiembre de 1968, una auténtica marea humana será la que viaje cada año hasta el convento de San Giovanni Rotondo y se arrodille ante su tumba. Hace cuatro años, en el 2006, fueron cerca de seis millones los peregrinos que pasaron por su tumba, un numero parecido al de quienes viajaron a Tierra Santa.
Se calcula también, que en el espacio de veinticinco años, desde 1968, año de su muerte hasta 1993, la tumba del Padre Pio fue visitada por alrededor de cincuenta millones de personas, sí, cincuenta millones de peregrinos procedentes de todas las partes del mundo que han subido hasta esa aldea para rezar ante su tumba y obtener algún favor del Cielo mediante su intercesión.
Pero no solo los que iban, sino también los que se dirigían a padre Pío desde bastante lejos. Miles y miles eran las cartas que cada año llegaban a sus manos. En solo seis años, recibió un total de 1.014.469 cartas. Si esta cifra se multiplica por cincuenta años de misión, descubrimos que decenas de millones de personas se han puesto en contacto desde lejos con el padre Pío, para pedir su intercesión ante dificultades o para agradecerle simplemente las gracias recibidas.
La devoción al padre Pío es tal, que su canonización ha sido la más numerosa de la historia de la Iglesia, y según reveló una encuesta realizada en octubre de 2006, el padre Pío, es el santo más invocado y venerado en la Iglesia.
En efecto, nadie que acuda a San Giovanni Rotondo regresa con las manos vacías, y yo personalmente puedo dar fe de ello. En el mes de septiembre, hace unos tres meses, tuve la gran oportunidad de estar cinco días como peregrino en San Giovanni Rotondo y pude comprobar directamente todo esto y mucho más...
Y termino con las mismas palabras que el Cardenal Siri dijo en su día sobre el padre Pío: “El padre Pío ha sido el mayor místico de nuestro tiempo y uno de los hombres más grandes de la historia de la Iglesia”.
San Pío de Pietrelcina, ruega por nosotros. Amén
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)