24 de octubre de 2011

24 de octubre: San Antonio María Claret.




"Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo entenderéis todo ...


y haréis muchas más cosas de las que yo he realizado ".


(San Antonio María Claret)

21 de octubre de 2011

En esta tarde...



En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada.
Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta. Amén.

15 de octubre de 2011

15 de octubre: Santa Teresa de Jesús.




QUE NADA TE TURBE, QUE NADA TE ESPANTE, SOLO DIOS BASTA.

12 de octubre de 2011

Abrazado a tu Pilar...




Virgen Santa, Madre mía,

Luz hermosa, claro día,

que la tierra aragonesa

te dignaste visitar.


Este pueblo que te adora,

de tu amor favor implora

y te aclama y te bendice

abrazado a tu Pilar.


Pilar sagrado, faro esplendente,

rico presente de caridad.

Pilar bendito, trono de gloria,

Tú a la victoria nos llevarás.


Cantad, cantad

himnos de honor y de alabanza

a la Virgen del Pilar.

11 de octubre de 2011

La alegría de la amistad... y de ser cura...





Hace unos días, el pasado viernes, unos amigos estupendos, me invitaron a cenar. Hacía pocos días que habían regresado de un largo viaje, una peregrinación maravillosa, y querian compartir conmigo todo lo vivido y como no, también la comida. Como anécdota, decir que habíamos quedado pronto, después de Misa, llegamos al restaurante y nos acomodamos en un lugar discreto, en una de las numerosas habitaciones que el lugar tenia preparado con varias mesas. Pero por mucha discresión, un cura, si va vestido como tal, da siempre la nota de color donde quiera que va, y no es porque yo sea precisamente moreno, jeje y menos racista. Pues eso, mis amigos se sentaron de espalda a la puerta de entrada de aquella sala del restaurante, y yo enfrenfe de ellos, es decir, mirando a la puerta. Les puedo asegurar, que nunca he comido con tanta comodidad y tranquilidad como aquel día, pues solo entraba el camarero a servir. Y es que la gente que miraba donde sentarse al entrar, al verme vestido de cura, con cierto descarado disimulado, se daban media vuelta y buscaban otra sala donde cenar. Sólo, cuando me quité el alzacuellos, y no parecia un sacerdote vestido, sino más bien un viudo bastante jóven, jeje, comenzó a llenarse la sala hasta quedar ocupadas todas las mesas. De suerte, que ya ibamos por el postre y nos libramos pronto del jolgorio y la juerga que el buen vino estaba comenzando a despertar entre nuestros amables vecinos de sala.


Esta es una de tantas anécdotas que tengo en mi haber, auque tengo amigos que tienen muchas más, y bastante graciosas cuanto más curiosas, como la de aquella señora que estaba repartiendo golosinas a los niños en una feria y se dirigió a un amigo sacerdote que iba con sotana y le dice: - ¡señor!, llévese estos caramelos para sus hijos...


O el cura que va al tanatorio a rezar un responso a un compañero sacerdote que había fallecido pocas horas antes y lo llevan a un sala donde tras comenzar a rezar ante el féretro cerrado, va leyendo en las cintas de las coronas: "tu esposa, no te olvida", "estarás siempre con nosotros; tus 8 hijos", " tus hijos políticos"...


En fin, amigos, y todo este rollo para decir que al llegar a casa, a estos amigos con los que tuve la suerte de comparti aquella cena y pasar aquel rato tan agradable, les regalé, como he hecho con otros, un cuadro con un pergamino con la siguiente oración sobre la amistad que comparto con todos vosotros y dice así:



"Qué grande es la amistad, Señor!. ¡Qué hermoso es tener amigos!.


Tú mismo, Jesús, viviste la alegría de estar con gente que te quería. Tú mismo nos dijiste, Jesús, que éramos tus amigos.


Quiero, Señor, vivir siempre siendo amigo, que Tú me enseñes a vivir la verdadera amistad. Quiero vivir compartiendo todo lo que soy, todo lo que tengo. Enséñame y ayúdame a merecer tu amistad, a no fallarte nunca. Ayúdame a dar cariño, amor, a no esperar siempre que me den, sino a dar. Cambiar mi corazón para que siempre busque lo que hace felices a los demás. Enséñame a valorar esos pequeños gestos que de manera sencilla dicen al otro, ¡te quiero!.


Que busque siempre la amistad, Tu amistad... la que se consigue solamente a base de amor, de generosidad, de alegría, de ayuda, de perdón..., nunca desde el odio, el rencor, el egoísmo o la venganza.


Hazme sentir lo grande que es llevar "AMIGO" por nombre, a vivir la amistad contigo y con los demás hasta las últimas consecuencias. Porque sé que así llegaré a ser feliz, y quienes vivan junto a mí, llegarán a conocerte".


Gracias de corazón a todos, por la alegría de la amistad, y por la alegría de ser cura y tener con quien compartirla. Norberto.

9 de octubre de 2011

Llévame donde los hombres...



En mi época de seminario, durante los encuentros vocacionales, solíamos cantar esta canción que lleva por título "Alma misionera". Hoy, me la he tropezado, y es que hacia ya mucho tiempo que no la escuchaba. La comparto con todos vosotros, y la dedico a todos aquellos jóvenes, chicos y chicas que se estan planteando la vida religiosa o misionera, y especialmente, a todos aquellos misioneros, que fuera de nuestra tierra, anuncian el Evangelio de Cristo, incluso en situaciones límite, donde sus vidas corren serio peligro. A unos, mucho ánimo en el camino y a otros, muchas gracias por el testimonio.

5 de octubre de 2011

Apóstol de la Divina Misericordia.



Santa María Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella, el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.


Nació el 25 de agosto de 1905 como la tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao Kowalski, campesinos de la aldea de Głogowiec. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Świnice Warckie, se le impuso el nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente de la presencia del Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de empleada doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, Łódź y Ostrówek, mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.


Ya desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Płock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.


Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.


Su espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío —escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242). Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.


Los años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la santidad. En el Diario escribió:Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario 1107).


El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstol de su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo sugran mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba alos profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a todala humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (Diario 1588).


La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:


– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.


– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.


– La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.


Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.


Sor María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y a medida de las gracias alcanzadas por su intercesión. Entre los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación, concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia-Łagiewniki.

3 de octubre de 2011

3 de octubre: San Francisco de Borja.





Francisco de Borja, nació en Gandía (Valencia), en el año 1510. Virrey de Cataluña, duque de Gandía, gran privado del emperador Carlos V y caballerizo de la emperatriz Isabel, vivió ejemplarmente en palacio. Al fallecer la emperatriz Isabel, el contemplar los efectos de la muerte sobre el cadáver de quien había sido tan bella en vida, lo impulsó a despreciar la vanidades de la Corte. Después de la muerte de su esposa, en 1546, acabó de desligarse del mundo y entra en la Compañia de Jesús (Jesuitas) de quien llegó a ser superior general, distinguiéndose sobre todo por su profunda humildad. Dió gran impulso a las misiones. Murió en Roma el 1 de octubre de 1572 y fue canonizado en 1671.



Oración:


"Señor y Dios nuestro, al celebrar la fiesta de San Francisco de Borja, tu siervo fiel y cumplidor, enséñanos a comprender que nada hay en el mundo comparable a la alegría de gastar la vida en tu servicio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén".

2 de octubre de 2011

Recuerdos de aquel 2 de octubre...




Un día como hoy, hace ya 83 años, San Josemaría Escrivá funda el Opus Dei. De aquel martes, 2 de octubre de 1928, fiesta de los Santos Ángeles Custodios, escribe lo siguiente:



"Recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé ‑estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática‑ di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el to­car de las campanas de la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles. (... ) re­copilé con alguna unidad las notas sueltas, que hasta entonces venía tomando. (...) Desde aquel día el borrico sarnoso se dio cuenta de la hermosa y pesada carga que el Señor, en su bondad inexplicable, ha­bía puesto sobre sus espaldas. Ese día el Señor fundó su Obra."

2 de octubre: Los ángeles custodios.




Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
se que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuenta todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los Ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.