13 de agosto de 2008

Ad Iesum per Mariam

Pasado mañana celebramos, y así lo decimos en el cuarto misterio de gloria del santo rosario, "la Asunción de nuestra Señora a los cielos en cuerpo y alma". Este dogma de fe, fue definido por el Papa Pio XII el 1 de noviembre de 1950 en la Constitución Munificentissimus Deus. De acuerdo con la Tradición y teología de la Iglesia, afirmamos en este dogma, que la Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrenal, fue elevada en cuerpo y alma, a la gloria celestial. Con la Asunción de María a los cielos, se han realizado definitivamente en ella, los efectos de la única mediación de Cristo, Redentor del mundo y Señor resucitado. La Asunción es don y gracia de Dios. María es la primera de entre todos, que ha gozado de los méritos de Cristo, es señal de esperanza para los creyentes en Cristo, que ven en ella, la certeza del Paraiso. La glorificación de la cual María ya goza, es la que nos espera al final de los tiempos. De la mano de María, vamos al encuentro de Jesús. Gracias Maria por tu presencia, gracia por tu sí a la obra de la gracia. Gracias Madre por el regalo de tu fidelidad.

Todos somos caminantes, todos somos peregrinos


Estamos en pleno verano, y al igual que en otras épocas del año, las fiestas religiosas y las peregrinaciones a diferentes santuarios se suceden a nuestro alrededor como las cuentas de un rosario. Las peregrinaciones se dan desde los primeros tiempos del cristianismo. Roma, Santiago de Compostela o Jerusalem, son algunos de los grandes lugares de peregrinación. La palabra "peregrino" viene del latin, peregrinus, derivado de peregre ("por tierras extrañas"). Esta designación se aplica religiosamente a la persona que por devoción acude a visitar un lugar santo. La esencia de la peregrinación es la conversión al Dios vivo mediante el encuentro personal con Jesucristo en el camino de la vida, siguiendo las huellas de María o de los santos. El peregrino, es por tanto, antes que caminante, un creyente en camino, una persona que busca a Dios en la experiencia cotidiana del propio camino. De ahí, que el lugar de llegada no sea el fin del trayecto, como sucede en los viajes ordinarios, sino el principio. Todos los creyentes en el único Dios vivo y verdadero, sabemos que estamos de paso en esta vida, que somos extranjeros en este mundo, que caminamos hacia la Patria única y definitiva, hacia la Pascua Eterna. Somos peregrinos, sí hermanos, peregrinos aunque no frecuentemos los grandes centros de peregrinación de nuestro mundo. Peregrinamos hacia el Único Templo que es Cristo, el Señor resucitado. ¡Que hermosa peregrinación la del cristiano!. No te canses nunca de peregrinar. ¡Ánimo!.

7 de agosto de 2008

Letanías de la sabiduría


Hace poco, me llegaron estas letanias de la sabiduría, y que menos que compartirlas. Muchos dirán, ¡ya las he leido!, pero bueno, a pesar de todo, ¡léelas de nuevo!. No sabemos...


"Con frecuencia la gente es caprichosa, irracional y egoista. A pesar de todo, perdónales.

Si eres bueno, te tacharán de individualista o de beato. A pesar de todo, sé bueno.

Si triunfas, te ganarás falsos amigos y algunos enemigos de verdad. A pesar de todo, triunfa.

Si eres sincero y transparente, se aprovecharán de ti. A pesar de todo, sé sincero y transparente.

Lo que tu construyas durante años, alguno lo destruirá en una noche. A pesar de todo, construye.

Si eres felíz, alguno te tendrá envidia. A pesar de todo, sé feliz.

El bien que hagas hoy, la gente lo olvidará mañana. A pesar de todo, haz el bien.

Si das lo mejor de tí mismo, y a la gente siempre le parece poco. A pesar de todo, da lo mejor de tí mismo".

Kent M. Keith

Esperar siempre en Dios


Celebramos la memoria de San Cayetano. Este santo fundador, nace en Vicenza el año 1480 y muere en Nápoles el año 1547. Tras su ordenación sacerdotal funda en Roma la sociedad de Clérigos regulares o Teatinos. Se distinguió por su asiduidad en la oración y por la prática de la caridad para con el prójimo. San Cayetano es considerado padre de providencia, y que mejor que hoy, para decir una palabra al respecto.
La providencia como término, procede del latin providentia y significa literalmente "mirar por". Referido a Dios, sugiere el cuidado que Él consagra a la Creación. El Catecismo de la Iglesia Católica lo define así: "La divina providencia consiste en las disposiciones por las que Dios conduce con sabiduria y amor todas las criaturas hasta su fin último"(CIC 321). Y este fin último no es otro que la gloria de Dios, se trata de una obra exclusiva del Creador, un don consistente en la comunicación de su propia verdad, bondad y belleza a las criaturas. Desde esta perspectiva, la providencia divina no constituye un factor más en la marcha del mundo; porque ni sustituye a las leyes de la Creación ni interfiere en la libertad humana; al contrario, constituye su origen y garantía. En una Creación que está en camino, Dios permanece como principio, medio y fin de todas las cosas. Afirmar la providencia divina significa reconocer a un tiempo la actualidad del Creador (el Dios amoroso y providente, activamente presente en el mundo) y la dependencia absoluta de todo lo creado (el mundo que tiene a Dios por fundamento).

6 de agosto de 2008

Transfigurados


Celebranos hoy la fiesta de la Transfiguración del Señor, y según nos dice el Evangelio según San Mateo, Jesús tomando consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, se los llevó a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos. Su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elias conversando con él. Estos tres discípulos, como lo serán en otras ocasiones, fueron escogidos por el Señor para ser testigos de su gloria. Moisés y Elías, representan la Ley y los profetas respectivamente. A uno, se le entregó la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel, al otro, se le denomina el padre de los profetas. Ambos vienen a dar testimonio de Jesús, en quien se cumple lo que dice la Ley y los profetas. Este acontecimiento, nos enseña hoy que hay que dejarse transfigurar, transformar cada día por el Señor. Que hay que seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que el Señor nos espera con su gloria en el cielo. A entender que el sufrimiento cuando se ofrece a Dios, se convierte, se transfigura en sacrificio agradable a Dios, en participación de su pasión. Jesús sufrió, y así se desprendió de su vida para salvarnos. A tomar conciencia que aunque la misericordia de Dios es infinita, el cielo hay que ganarselo cada dia con detalles concretos de amor y servicio para Dios y para los demás.
Señor, que bien se está a tu lado cuando las cosas van bien, y te ven transfigurado. Luego, cuando te vean desfigurado, "varón de dolores", todos te abandonarán y huirán. ¿Nos darás las fuerzas necesarias para quedarnos siempre contigo, en los misterio de luz y en los de dolor?.

5 de agosto de 2008

Sobre la importancia de la oración

Ayer celebrábamos la fiesta de San Juan Mª Vianney, también conocido como el santo cura de Ars. Este sacerdote francés de finales del siglo XVIII y mediados del XIX, nos habla en una de sus catequesis sobre la oración y su importancia en la vida cristiana. Y nos dice; "Consideradlo, hijos mios: el tesoro del cristiano, no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia donde está nuestro tesoro. La oración no es otra cosa que la unión con Dios. En esta intima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre criatura, es una felicidad que supera nuestra comprensión. Hay personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios y hablan con El, del mismo modo que hablamos entre nosotros. Nosotros, por el contrario, ¡cuantas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir!. Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos bien para que vamos. Muchas veces pienso, que, cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro". Como el santo cura de Ars, hay personas que nunca abandonan la oración. Más aun, la vida del cristiano no se entiende sin la oración. La oración, tiene que ganar nuestra vida y sacarla de la mediocridad. Santa Teresa de Jesús hablaba del "trato con Dios", y decía que dejar la oración es perder el camino. Hacer oración es hablar con Dios, es tratar a Dios, como hablamos y tratamos a un amigo, es abandonarnos por entero a Él, poner nuestra vida en sus manos, dejar a sus pies nuestros gozos, exitos, tristezas y fracasos. Es escucharle, dejarnos modelar por Él como barro en manos del alfarero. Gracias Santo cura de Ars, gracias por ser maestro de oración para los cristianos, y gracias, por ser para nosotros, los sacerdotes, testimonio de entrega sin reserva a Dios y a los demás.