31 de diciembre de 2013

Oración en Fin de Año.



Señor,

finaliza un año pero he de reconocer

que no todo termina en mí.

Comencé el primer día del 2013

con muchos deseos e inquietudes.

Ahora, cuando llego su tramo final,

me doy cuenta que no todo lo que me propuse

he llevado adelante ni aquello que pretendí alejar de mí,

 lo he vencido.

Señor; se clausura un año pero,

soy consciente de que en algunas cosas,

soy el mismo de ayer:

Donde dije “quiero” he puesto el “así soy”

Donde me propuse “seré” ha ganado el “no lo logré”

Donde prometí un “cambiaré”, ha dominado

el “que cambien los demás”

Ahora, a punto de iniciarse un nuevo año,

 te confieso, mis temores:

¿Merece la pena el que alardee de aquello

que no estoy dispuesto a ofrecer?

¿Tendré que pensarme mucho más mis deseos

hacia los demás y hacia mí mismo?

¿Dejaré para otra ocasión, más consciente y serena,

la copa que rebosa de burbuja pero no de sinceridad?

¿Pensaré detenidamente si, abrazos y llamadas telefónicas

en los primeros minutos de la primera noche del año,

tendrían que ser más espaciadas

para otras tantas donde no dedico un solo instante?

Ahora, cuando me dispongo a comenzar este nuevo año,

 te pido, Señor:

Que pongas verdad en mis palabras

Que hagas de mis deseos un apostar con pasión por ellos

Que me hagas ser realista a la hora de valorar

 mis propias fuerzas y medios

Que olvide las fronteras que, la difícil convivencia,

 levantó el año pasado

Que anteponga el bien de los demás al mío propio

Que supere, pero que no olvide, mis errores del pasado

para que así pueda aprender de ellos.

Y que, Santa María, que como Madre, mejor me conoce

me ayude a vivir con alegría y con juventud de corazón

este año 2013 por el que te bendecimos

por el que te damos gracias

en el cual te queremos presente

y ante el cual se abren como siempre tantos temores.

¡Feliz Año 2014, Señor!

¡Feliz Año Santo de la Fe!

¡Feliz Año Nuevo Santa María!

¡Felices días nuevos, hermanos!


29 de diciembre de 2013

Pues sí...


Yo también las necesito...


Día de la Sagrada Familia.


EL EJEMPLO DE NAZARET


Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio.

Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende incluso, quizá de una manera casi insensible, a imitar esta vida.

Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quién es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeó su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un sentido.

Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del Evangelio y ser discípulos de Cristo.

¡Cómo quisiéramos ser otra vez niños y volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret! ¡Cómo quisiéramos volver a empezar, junto a María, nuestra iniciación a la verdadera ciencia de la vida y a la más alta sabiduría de la verdad divina!

Pero estamos aquí como peregrinos y debemos renunciar al deseo de continuar en esta casa el estudio, nunca terminado, del conocimiento del Evangelio. Mas no partiremos de aquí sin recoger rápida, casi furtivamente, algunas enseñanzas de la lección de Nazaret.

Su primera lección es el silencio. Cómo desearíamos que se renovara y fortaleciera en nosotros el amor al silencio, este admirable e indispensable hábito del espíritu, tan necesario para nosotros, que estamos aturdidos por tanto ruido, tanto tumulto, tantas voces de nuestra ruidosa y en extremo agitada vida moderna. Silencio de Nazaret, enséñanos el recogimiento y la interioridad, enséñanos a estar siempre dispuestos a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros.
Enséñanos la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve.

Se nos ofrece además una lección de vida familiar. Que Nazaret nos enseñe el significado de la familia, su comunión de amor, su sencilla y austera belleza, su carácter sagrado e inviolable, lo dulce e irreemplazable que es su pedagogía y lo fundamental e incomparable que es su función en el plano social.

Finalmente, aquí aprendemos también la lección del trabajo. Nazaret, la casa del hijo del artesano: cómo deseamos comprender más en este lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y exaltarla debidamente; restablecer la conciencia de su dignidad, de manera que fuera a todos patente; recordar aquí, bajo este techo, que el trabajo no puede ser un fin en sí mismo, y que su dignidad y la libertad para ejercerlo no provienen tan sólo de sus motivos económicos, sino también de aquellos otros valores que lo encauzan hacia un fin más noble.

Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino, al defensor de todas sus causas justas, es decir: a Cristo nuestro Señor. (Pablo VI. Alocución en Nazaret, 5 de enero de 1964).

25 de diciembre de 2013

A todos y de todo corazón...




FELIZ Y SANTA NATIVIDAD 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. 


                                                                           Norberto              

Es Navidad...



Entonad los aires con voz celestial:
"Dios niño ha nacido
pobre en un portal".

Anúnciale el ángel
la nueva al pastor,
que niño ha nacido
nuestro Salvador.

Adoran pastores
en sombras al Sol,
que niño ha nacido,
de una Virgen, Dios.

Haciéndose hombre,
al hombre salvó.
Un niño ha nacido,
ha nacido Dios. Amén.


24 de diciembre de 2013

Contemplar al Niño Jesús.



Cuando llegan las Navidades, me gusta contemplar las imágenes del Niño Jesús. Esas figuras que nos muestran al Señor que se anonada, me recuerdan que Dios nos llama, que el Omnipotente ha querido presentarse desvalido, que ha querido necesitar de los hombres. Desde la cuna de Belén, Cristo me dice y te dice que nos necesita, nos urge a una vida cristiana sin componendas, a una vida de entrega, de trabajo, de alegría. (San Josemaría Escrivá. Es Cristo que pasa, 18, 1)


Para oír al Amor...

18 de diciembre de 2013

María, esperanza nuestra.



En este día la Iglesia nos presenta como ejemplo la figura de la Madre del Señor, de la Santísima Virgen María. En esta semana de Adviento, María se pone ante nosotros como la mujer que lleva bajo su corazón la esperanza del mundo y, de ese modo, marcha al frente en nuestro camino como signo de la esperanza. La Virgen está ahí como mujer en la que lo humanamente imposible se ha hecho posible por la misericordia salvadora de Dios. María se torna, pues, signo para todos nosotros, pues si dependiera de nosotros, de la pobre llama de nuestra buena voluntad y de la miseria de nuestras obras, no conseguiríamos la salvación. Pero, en su infinita misericordia, Dios ha hecho posible lo imposible. Sólo precisamos decir valerosamente sí: soy siervo del Señor. (Joseph Ratzinger, “Benedicto XVI”)

15 de diciembre de 2013

FELIZ DOMINGO DE GAUDETE...





GAUDETE, GAUDETE, IESUS EST NATUS
 EX MARIA VIRGINE...

13 de diciembre de 2013

Felicidades Papa Francisco.




Un día como hoy hace 44 años, el santo padre Francisco fue ordenado sacerdote, tres días antes de que cumpliera los 33. Algunos días antes escribió una oración especial que ha sido publicada en el diario Avvenire por la periodista Stefania Falasca, a la que Francisco entregó un copia manuscrita del texto:

Quiero creer en Dios Padre, que me ama como un hijo, y en Jesús, el Señor, que me infundió su Espíritu en mi vida para hacerme sonreír y llevarme así al Reino eterno de vida. 

Creo en la Iglesia.

Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.

Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.

Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.

Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.

Creo en la vida religiosa.

Creo que quiero amar mucho.

Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.

Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.

Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.

Creo que el padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio. 

Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.

Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapo continuamente, pero quiero conocer y amar. Amén.

Descansa en Paz...




Don José Suárez Romero, sacerdote y amigo. 

(13 de junio de 1919 - 12 de diciembre de 2013).


12 de diciembre de 2013

Ntra. Sra. de Guadalupe.





¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios. Amén.


8 de diciembre de 2013

Proclamación del Dogma de la Inmaculada.



La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que, por una gracia especial de Dios, Ella fue preservada de todo pecado desde su concepción.

El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus:

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de todo mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelado por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles ... ".

Inmaculada Madre mía...



Inmaculada Madre Mía, me alegro contigo al verte enriquecida con tanta pureza por parte de Dios y quiero dar gracias al Creador por haberte preservado de toda mancha de pecado, como lo creo firmemente. Y estoy siempre dispuesto a defender la gran verdad de que has sido concebida sin mancha de pecado original.

Quisiera que todo el mundo te admirara y te alabara, como la Aurora que anuncia la llegada del Sol, que es Jesucristo; como el Arca de la Nueva Alianza, que se salvó del naufragio de la mancha del pecado original, como la Paloma sin mancha y blanquísima, como el Huerto cerrado al cual no han logrado llegar los enemigos del alma, como la Fuente Sellada que no ha sido contaminada, como el blanco lirio que floreció entre las espinas, pues en medio de tantas gentes manchadas con el pecado, tu naciste y te conservaste siempre blanca, pura y completamente amiga del Divino Creador.

Permíteme que te alabe con las palabras pronunciadas por el mismo Dios: “Toda hermosa eres tú, y en ti no hay mancha alguna”. Oh amabilísima e Inmaculada María: tu que eres tan bella ante los ojos de Dios, no dejes de mirar con compasión a las asquerosas llagas de mi pobre alma. Mírame con compasión y ayúdame a curarme de las llagas de mis pecados. Tú que eres un imán que atrae los corazones, atráeme también a mí hacia tu corazón maternal. Tú que desde el primer momento de la vida apareciste tan completamente pura y tan agradable a Dios, ruega por mi que no sólo nací con la mancha del pecado original sino que durante toda mi vida he venido manchando mi alma con tantas culpas y pecados. Dios que te eligió como Hija predilecta del Padre, y Madre Santísima del Hijo y Sagrario del Espíritu Santo, y por eso te libró de toda mancha de pecado y te demostró más amor que a toda otra creatura, ¿qué favor o gracia que pidas para nosotros te podrá negar? Virgen Inmaculada: ¡tienes que ayudarme a salvarme! Por eso te digo con San Felipe Neri: haz que yo siempre me acuerde de Ti, y Tú nunca te olvides de mi. Me parece que faltaran mil años todavía para poder contemplar tu hermoso rostro maternal en el cielo, para empezar a amarte y alabarte en el Paraíso como a la más buena de las madres, mi madrecita, mi Reina, mi gran benefactora, la más bella, la más amable, la más pura, la siempre Inmaculada Virgen María. Amén. (Por San Alfonso María de Ligorio).

En la Solemnidad de la Inmaculada.




Acogido por el calor del pueblo de Roma, el Papa Francisco, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, esta tarde, siguiendo la peregrinación de sus predecesores, se trasladó a la plaza de España para el tradicional homenaje a la Inmaculada. Una camino en coche acompañado por los saludos y la euforia de miles de romanos. El Santo Padre, durante el trayecto, como en las Audiencias generales, besó a algunos niños. También saludó a los enfermos que lo esperaban en la plaza España. El acto de devoción a la Inmaculada empezó con una ofrenda floral por parte del Papa, que recoge la imagen superior, a la que siguió la oración del Pontífice a María y las letanías de la Virgen.

Ésta ha sido la oración del Santo Padre:

Virgen Santa e Inmaculada,
a Ti, que eres el honor de nuestro pueblo
y la guardiana atenta que cuida de nuestra ciudad,
nos dirigimos con confianza y amor.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María !
El pecado no está en Ti.
Suscita en todos nosotros un renovado deseo de santidad:
en nuestra palabra brille el esplendor de la verdad,
en nuestras obras resuene el canto de la caridad,
en nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten la pureza y la castidad,
en nuestra vida se haga presente toda la belleza del Evangelio.
Tú eres la Toda Hermosa, oh María !
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.
Ayúdanos a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor:
el grito de los pobres nunca nos deje indiferentes,
el sufrimiento de los enfermos y los necesitados
no nos encuentre distraídos,
la soledad de los ancianos y la fragilidad de los niños nos conmuevan,
toda vida humana sea siempre amada y venerada por todos nosotros.
Tú eres la Toda Hermosa, ¡Oh María!
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios
Haz que no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal:
la suave luz de la fe ilumine nuestros días,
la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,
el calor contagioso del amor anime nuestro corazón,
los ojos de todos nosotros permanezcan fijos, 
allí, en Dios, donde está la verdadera alegría.
¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!
Escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica:
se Tú en nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,
que esta belleza divina nos salve a nosotros, a nuestra ciudad, al mundo entero.
Amén. 

Patrona de España.


6 de diciembre de 2013

San Nicolás.



Celebramos hoy a San Nicolás, cuyo nombre significa "protector y defensor de los pueblos" fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado por los fieles en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, consiguiendo éstos favores admirables por parte del santo.

En su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio.

Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.

Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles.

En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.

El santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.

En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.

Querido Papá Noel...



Te envío este e-mail con todo respeto e incluso con cierto temor, porque eres un personaje poderoso. Te conocen y admiran los niños del mundo entero. Tienes un pasado ilustre y, desde hace unas cuantas décadas, ocupas un lugar de relieve en las celebraciones de la Navidad. Te llaman también “Santa Klaus” y te identifican con San Nicolás, el obispo de Bari. 

Sin embargo tus amigos parecen haber olvidado este detalle y no sólo te han cambiado el nombre, sino que además te han despojado de tus ornamentos episcopales, te han hecho engordar veinte kilos y ahora apareces como un tipo rollizo vestido de rojo que corretea por el mundo montado en un trineo.

No eres el único personaje mítico que se ha colado en estas fiestas. Hay centenares repartidos por toda la geografía. En mi tierra han creado al Olentzero, un carbonero dadivoso que reparte juguetes; en Cataluña existe el Tió de Nadal, un tronco de árbol al que hay que darle una buena paliza para que eche chuches por su agujero menos noble. Y en Italia, modificando la palabra “Epifanía” inventaron la Befana, una bruja que trata de dejar sin trabajo a los Reyes Magos.

No me dirijo a ellos, porque tienen una importancia relativa. Entiendo que tú eres el jefe.

¿Te has preguntado alguna vez, amigo Noel, por qué estás aquí; qué tienes tú que ver con el nacimiento de Jesús en Belén? Yo también tenía esa curiosidad, y después de consultar todas wikipedias de la red, creo que empiezo a entender algo.

Me temo que la culpa es de la literatura. Resulta que, desde hace muchos siglos, con la llegada del frío, los hombres, mujeres y niños del hemisferio norte, necesitábamos oír cuentos al calor de la lumbre; cuentos de mucha nieve y animalitos del bosque; narraciones azucaradas a ser posible, que no alterasen la paz de las familias.

Como las fiestas de Navidad se celebran más o menos por esas fechas, algunos de esos relatos tuvieron como protagonista al Niño Jesús, a los pastores, etc. Así nacieron los famosos “cuentos de Navidad”, un género literario que, con el paso de los años, ha generado relatos de enorme belleza.

Gran invento éste de los cuentos de Navidad, sobre todo aquellos que se dicen en voz baja junto al belén y ayudan a penetrar con la fantasía en el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios.

Lo malo fue la llegada del romanticismo y, cómo no, del laicismo. Muchos de esos cuentos cambiaron de órbita repentinamente. Ya no importaba tanto la historia de Belén (que de hecho fue olvidada por completo) como el “espíritu de la Navidad”.

¿Y qué es ese espíritu? Tú lo sabes muy bien, querido Noel, puesto que eres su profeta. El espíritu de la Navidad es un síndrome de buenismo invernal, al que se nos convoca por decreto; una hemorragia universal de buenos sentimientos cuyo origen nadie conoce, y que se expresa de mil formas: bolitas brillantes de colores, guirnaldas, ramas de abeto, acebo y una moda en rojo-pasión y blanco-escarcha.

El “espíritu de la Navidad” ha creado sus propios villancicos laicos en los que ya no se canta al Niño Jesús, tal vez para no ofender a los agnósticos, sino al propio “espíritu”. Son canciones con muchas campanas, duendes, gnomos y renos piadosos de cuernos azucarados.

Y tú, Papá Noel, ¿qué haces? Nada especial. Era preciso encontrar un protagonista para este cuento de navidad interconfesional. Tenía que ser gordito, con mofletes y una sonrisa pánfila e inofensiva.

Tampoco a mí me ofendes, rechoncho amigo. En el fondo me pareces gracioso, y no has conseguido que me olvide de la Nochebuena ni del belén. Sin embargo podríamos llegar a un acuerdo: ¿por qué no te trasladas con tu trineo y tus renos a otra época del año; a la Cuaresma, por ejemplo? Yo seguiría escribiendo cuentos de Navidad, y explicaría a quien quiera leerlos que no podemos celebrar el nacimiento de un Niño encerrándolo en el armario para que no moleste. La Navidad no es un cuento, colega.

Por Enrique Monasterio.

Recemos.


Trabajemos por la Paz...


No nos quejemos tanto...


2 de diciembre de 2013

Las actitudes fundamentales del Adviento.






1. Actitud de espera. El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.

2. El retorno a Dios. La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad. El adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico por nosotros se hace pobre.

3. La conversión. Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

4. Jesús es el Mesías. Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una victimación de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.

5. Gozo y alegría. El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.