31 de diciembre de 2012

En su Santa Voluntad...



En su Santa Voluntad, viviremos el Nuevo Año, 
llevaremos la bandera del amor y la bendición a todos,
 la bandera del perdón, de la comprensión y la solidaridad, 
sostendremos al débil y animaremos al fortalecido.
Confiaremos en el Todopoderoso, 
quien nos ayudará a llevar las cargas, 
nos hará descansar, nos abrigará bajo sus alas.

FELIZ AÑO NUEVO.

26 de diciembre de 2012

¿Dónde se esconde la grandeza de Dios?


Aunque a muchos no les llegará en papel, y ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, aquí les va mi felicitación para estas fiestas navideñas.





“La Navidad nos muestra dónde se esconde la grandeza de Dios: 
en un pesebre, en unos pañales, en una gruta...
Dios se humilla para que podamos acercarnos a Él,
para que podamos corresponder a su Amor con nuestro amor" 

(San Josemaría, Es Cristo que pasa, 18). 


Feliz y Santa Navidad.


Norberto Antonio Medina Díaz.

Párroco de Ntra. Sra. de Fátima (La Montaña - Gáldar) 
y San Pedro Apóstol (La Atalaya - Santa María de Guía).


Navidad 2012

20 de diciembre de 2012

San Josemaría Escrivá y el Padre Pío de Pietrelcina.




Josemaría Escrivá de Balaguer, (Barbastro, Huesca, (España), 9 de enero de 1902 - Roma, 25 de junio de 1975) se trasladó a vivir a Roma en 1946. Residía en un apartamento humilde de la "Città Leonina", frente a las medio derruidas torres que en el siglo IX elevó el Papa León IV. Por entonces, oyó hablar ya del Padre Pío (Pietrelcina, provincia de Benevento, Italia, 25 de mayo de 1887 - San Giovanni Rotondo, provincia de Foggia, Italia, 23 de septiembre de 1968), y como no, de sus milagros, estigmas y numerosos carismas. 



El Padre Pío vivía en el convento de San Giovanni Rotondo, a unos cuatrocientos kilómetros al sur de Roma. Y aunque no consta que llegaran a conocerse en persona, Escrivá de Balaguer salía en defensa del Padre Pío cada vez que alguien le criticaba o ponía en duda la autenticidad de su vida cristiana en alguna conversación. Algo, por desgracia, bastante común entonces en algunos sectores eclesiásticos. El fundador del Opus Dei estaba convencido de que el Padre Pío era un hombre de Dios. 

No importaba que ambos encarnasen dos espitirualidades en apariencia tan distintas: Escrivá de Balaguer amaba lo ordinario y huía por tanto de las manifestaciones grandiosas; pero el Padre Pío amaba también lo cotidiano, aunque aceptase resignadamente llevar los estigmas de Jesucristo en manos, pies y costado.

Tanto el uno, como el otro, tuvieron sus experiencias místicas como los dos grandes santos que son, canonizados por el mismo Papa Juan Pablo II en el mismo año 2002. Josemaría Escrivá de Balaguer había invitado al entonces Karol Wojtyla a participar en unas jornadas antropológicas junto con el filósofo Antonio Millán-Puelles. Dos años después de que el fundador del Opus Dei se estableciese en Roma, en 1948, Wojtyla visitó al Padre Pío en San Giovanni Rotondo para asistir a su Misa y confesarse con él.

El Señor quiso al final que Juan Pablo II, Josemaría Escrivá de Balaguer y el Padre Pío fuesen elevados a los altares, convirtiéndose en tres intercesores de lujo para esta sociedad actual, tan necesitada de Dios.

16 de diciembre de 2012

Gaudete in Domino semper...




El tercer domingo de Adviento, que hoy celebramos, tiene un nombre específico: "Domingo de Gaudete". Recibe ese nombre por la primera palabra en latín de la antífona de entrada, que dice: "Gaudéte in Domino semper: íterum dico, gaudéte". (Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres). La antífona está tomada de la carta paulina a los filipenses( Flp. 4, 4-5), que sigue diciendo; Dominus prope este (el Señor está cerca). Y efectivamente, en este tercer domingo, que marca la mitad del Adviento, la llegada del Señor se ve cercana. Cuando nos acercamos a la celebración del Nacimiento de Jesús, la palabra de Dios nos recuerda cómo las profecías han sido ya cumplidas; que estamos en lo que los teólogos llaman el "ya, pero todavía no".

El Domingo de Gaudete por lo tanto, hace un alto, como el Domingo del Laetare (IV de Cuaresma), a medio camino a través de un tiempo que de otra manera es de carácter penitencial, y significa la cercanía de la venida del Señor. De las "estaciones" que se mantienen en Roma para representar los cuatro domingos de Adviento, la correspondiente a la basílica Vaticana se le asigna al Gaudete, ya que es el más importante de los cuatro domingos

Por ese motivo, en este domingo los signos penitenciales que, moderadamente, se dan en Adviento, hoy se eliminan. Se deben poner más flores, sonar la música y, como más característico, se pueden usar vestiduras de color rosado. Lógicamente, si el templo o parroquia no dispone de ese color, se usa el propio del tiempo, o sea, el morado.

Haciendo algo de historia diremos que el Adviento ha conservado muchas de las características penitenciales que tuvo en su origen, en que se consideraba como una especie de Cuaresma para preparar la llegada del Señor y que comenzaba también cuarenta días antes, el día después de la fiesta de San Martín (12 de noviembre), de aquí que a menudo se le llamara también la "Cuaresma de San Martín" , nombre por el que el Adviento fue conocido desde el siglo V. Tanto en el Oficio como en la Misa a través del Adviento, se hace referencia continua a la segunda venida de nuestro Señor, y se enfatiza en el tercer domingo por medio de la adición de signos permitidos para ese día, como una expresión de alegría.

El Domingo de Gaudete está marcado por un Nuevo Invitatorio, la Iglesia no invita ya a los fieles meramente a adorar "al Señor que va a venir", sino que les llama a una liturgia de alegría porque "el Señor está ahora aquí y al alcance de la mano". La alegría de la espera se enfatiza por las constantes Aleluyas tanto en el Oficio como en la Misa a través de todo el Adviento. La Epístola, tomada de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5, 16-24), nos incita a regocijarnos: “Hermanos: Vivan siempre alegres” y nos urge a prepararnos para encontrarnos con el Salvador a través de oraciones y súplicas y de acciones de gracia, mientras que el Evangelio de Juan (1, 6-8. 19-28) nos habla del Bautista y nos advierte que el Cordero de Dios está ahora entre nosotros, aunque parezca que no le conocemos “Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan”.

El espíritu del Oficio y de la Liturgia a través de todo el Adviento es de espera y de preparación para la fiesta de Navidad así como para la segunda venida de Cristo, y los ejercicios penitenciales, que han sido adecuados para ese espíritu, son suspendidos en el Domingo de Gaudete para simbolizar la alegría y el regocijo por la Redención Prometida, las cuales nunca deben estar ausentes del corazón del fiel.

No tengo la conciencia tranquila...




Pillan a un ladrón de cuello blanco con las manos en la masa de un fraude de millones de dólares, y lo primero que declara es que tiene la conciencia tranquila. Desfilan por el telediario deportistas con el pescuezo con tortícolis de tanto sostener el peso de las medallas de oro y que de buenas a primera son acusados de doparse, y nos largan un comunicado de cuatro folios pregonando que tienen la conciencia tranquila. Políticos sin escrúpulos grabados en conversaciones comprometedoras, artistas del tablao y la farándula tratando negocios turbios, defraudadores de hacienda, comisionistas de obras públicas, funcionarios que se pasan ocho horas tomando café y leyendo la prensa por Internet, calumniadores profesionales que se adueñan de los platós de televisión para despellejar al famoso de turno caído en desgracia; mentirosos expertos que tuercen y retuercen la realidad para hacerla más morbosa y más comercial; todos tienen la conciencia tranquila. Desde el ama de casa que le echa más horas de la cuenta a chismorrear por el patio, al empleado público que trajina folios; desde el barman que aligera el licor con agua de grifo al cocinero que aprovecha las sobras del cliente que ya ha pagado la cuenta para hacer un cocido. Todos tienen la conciencia tranquila. Desde el policía aburguesado al taxista perezoso. Desde el enamorado medio pensionista al clérigo que no reza el breviario. 

Yo sólo soy un pobre diablo y declaro que no tengo la conciencia tranquila. Me acusa y me atosiga a toda hora. Me desvela las mejores horas del sueño para recordarme un mal gesto o una mirada de enojo. Me acusa cuando no doy por no hacer la caridad; me causa cuando doy porque entrego poco; me acusa cuando dono mucho porque quizá mi mano izquierda se ha enterado que lo hizo la derecha. Me critica cuando rezo porque oro mal, me acusa cuando me siento ante la tele o Internet porque son horas que se las robo a Dios. Me acusa cuando hablo y tengo que callar, y cuando guardo silencio y debería haber hablado. Me señala con el dedo cuando me recreo en el comentario inoportuno, cuando hago leña del árbol caído, cuando me dejo amontonar las facturas sin revisar ni archivar, cuando dejo que la salsa de los espaguetis se pegue en el fondo de la cacerola, cuando dejo para mañana la llamada de ánimo que está esperando un amigo enfermo, cuando no visito ni consuelo al enfermo, cuando miro al pobre no con los ojos de Cristo, sino con la mirada del indiferente. 

Bendita sea mi conciencia que se pasa la vida acusándome y acosándome. Dios quiera que me persiga hasta el fin de mis días porque entonces estaré a tiempo de la conversión y de la salvación. Los que pregonan que tienen la conciencia tranquila sólo la tienen dormida, o, en el peor de los casos, ya está muerta. Por eso duermen a pierna mientras los hijos se pegan al televisor o se enganchan a la pornografía hasta altas horas de la madrugada. Por eso el funcionario se cree en el derecho de sustraerle al Estado su tiempo y su esfuerzo; por eso el café sabe más a agua que a café, las carreteras no terminan de arreglarse nunca y el contratista es cada vez más rico haciendo cada vez menos. 

La conciencia no es otra cosa que la voz de Dios. Pero el Señor habla muy bajito y debemos agudizar mucho el oído para poder escucharle. Los que la tienen tranquila hace ya mucho tiempo que le ha tapado la boca a Nuestro Señor a base de engaños y fraudes, de promesas incumplidas y de pecados no redimidos, y, mientras nos pasemos por la casa en babuchas y albornoz ajenos al dolor de la humanidad, a Dios le hemos escondido en el desván con los brazos y las piernas atadas, y en la boca una mordaza para que no nos recuerde los malos pasos que estamos dando. (Del blog Las Sandalias del Peregrino).

13 de diciembre de 2012

Santa Lucía, virgen y mártir.



Oración

Santa Lucía, Virgen mártir de Siracusa, 
venimos a ti para suplicarte nos alcances 
de Jesucristo Nuestro Señor, 
a quien tanto amaste
y por ser fiel a su amor sufriste el martirio, 
la fortaleza en vivir nuestra fe 
y en la práctica de nuestra vida cristiana.
Fuiste una joven fuerte que no cediste
ante la tortura de tus verdugos, 
ayúdanos a no ser débiles y frágiles ante las tentaciones, 
sino valientes y audaces para superarlas.
Y como patrona y abogada de la vista, 
te pedimos, por la visión de nuestros ojos,
 para que jamás la ceguera nos llegue al corazón.
Amén.

Un cura feliz...



La gente anda enferma de tristeza. A ratos sueñan con alegrías de plata, y mendigan el ritmo de una música epiléptica en la jarana, o el trance horrendo de la droga… Pero, poco a poco, las luces de todas sus fiestas se van apagando, y el pobre corazón vuelve a quedarse más solo, más poeta y más triste en penas. A los cristianos tristes habría que esconderlos hasta que se les pase. A los curas aproblemados y gruñones, sólo el sueño eterno les amansa. Unos y otros arruinan el cristianismo de las Bienaventuranzas, la fiesta que se lleva en el corazón, la que nunca se acaba…, la que llamamos Dios. ¡Cristo es un Dios alegre!

Hoy a nosotros, los pequeños Cristos rotos, nos queda hacer el nuevo milagro de la alegría en este mundo de tristes; llevar siempre un Magnificat en los labios, heredado de la Madre, y un Dios de la alegría bien metido en el corazón.

¡Cura! Sin salud, sin plata, sin coche ni móvil, sin viajes, sin aplausos, sin juergas, sin amores tapados, ni espacios escondidos…, llevas una orquesta de alegría en tu corazón, de pie, mirando las estrellas desde donde te habla Dios. Contagias a tu paso esa felicidad que Dios te da y que no se compra en la tierra.

Cura de Dios, vas curando a tu paso las penas de todos, y la gente vuelve a creer en los milagros. Todos quieren saber el secreto de tu alegría, y cómo se llama tu Dios. Los enfermos sonríen tanto, que hacen reír a los sanos; los pobres buscan a alguien con quien compartir su pequeño pan; los ricos empiezan a arruinarse entre risas como aquel Zaqueo, y las víctimas echan el brazo al hombro del verdugo y le hacen llorar al llamarle amigo, y así hasta mil…, a quienes les recuerdas mucho al Dios campesino de Nazaret.

A este paso por la tierra le llaman calle de la amargura. Quisiera cambiar este nombre. Cristo recorrió ese camino muy golpeado, pero nadie vio odio en su mirada, ni amargura, ni rencor. Iba mudo, pensando que los que le pegaban eras sus hermanos pequeños, en un mal día, cuando mataban al que más los quería.

Cura bueno de todos los días, que a la mañana coges a Cristo en las manos y lo miras con ternura, y al caer la tarde llevas alguna cruz; no la arrastres entre gemidos, haz de tu cruz una guitarra y llévala en volandas, y echa al vuelo tu mejor chiste en forma de cantar y suspirar… Aunque la voz te salga un poco quebrada, harás reír a los que, con su cruz, te siguen.

Y si alguno, desde la acera, te dice con burla: «Eres un olvidado de Dios», arráncate con tu mejor canto, que Dios te hará dentro del alma la segunda voz. Al oír la voz de los dos, saldrá al camino la mujer única de tu vida, a darte en un beso volado el cariño que tiene una madre por su cachorro, Santa María. (P. Ignacio Muguiño, S.J.)


" El gozo sobre todo de mi vida,
 capaz de hacer llevaderas mis penas 
y endulzar todas mis amarguras 
es pensar y saborear sólo esto: 
que soy sacerdote" 

(Beato Manuel González, obispo)

12 de diciembre de 2012

Ntra. Sra. de Guadalupe.






Desde el cielo una hermosa mañana,
la Guadalupana bajó al Tepeyac.

Suplicante juntaba sus manos,
y eran mexicanos su porte y su faz.

Junto al monte pasaba Juan Diego,
y acercose luego al oir cantar. 

Juan Dieguito, la Virgen le dijo;
este cerro elijo para hacer mi altar. 

Desde entonces para el mexicano,
ser Guadalupano es algo esencial. 

En sus penas se postra de hinojos,
y eleva sus ojos hacia el Tepeyac. 

En la tilma entre rosas pintadas,
su imagen amada se digno dejar. 


8 de diciembre de 2012

Patrona de España.




María Inmaculada fue proclamada Patrona de España por el papa Clemente XIII, mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760. Se lo había solicitado el rey Carlos III, como otros reyes españoles habían hecho repetidamente.

El dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María fue proclamado por el beato Papa Pío IX, mediante la bula “Ineffabilis Deus”, el 7 de diciembre de 1854 que dice lo siguiente:

"Para honra de la Santísima Trinidad, para la alegría de la Iglesia católica, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, con la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra: Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho". 

El 8 de diciembre de 1857, el beato Pío IX hizo construir en la plaza de España de Roma, capital de los Estados Pontificios en los que aún reinaba, el monumento a la Inmaculada que sigue enalteciendo la ciudad. Al bendecir la imagen colocada sobre una esbelta columna frente a la embajada de España, declaró al embajador: 

"Fue España, la Nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María"

7 de diciembre de 2012

Testimonios sobre el Padre Pío

Abandonarse en Dios...






"Mi pasado, Señor, 
lo confío a tu Misericordia, 
mi presente a tu Amor, 
mi futuro a tu Providencia". 

(Padre Pío)

Momentos en la vida de Padre Pío.





San Giovanni Rotondo sufría la falta de hospital, y Padre Pío, el 25 de enero de 1925 tuvo la ilusión de ver inaugurado el pequeño “Hospital civil de San Francisco”, surgido del antiguo convento de las Clarisas: dos cámaras, con siete camas cada una y dos habitaciones reservadas, curas gratuitas para los pobres. Al cabo de trece años, destruido por el terremoto de 1938, el pequeño hospital tuvo que cerrar. Restaurado y transformado, el local se convierte en asilo infantil. 

El 9 de enero de 1940, se encontraban tres amigos de Padre Pío en su celda, donde los catequizaba sobre el espíritu de abnegación y de caridad y les dijo, entre otras cosas: “Hijos míos en cada enfermo está Jesús que sufre, en cada pobre está Jesús que languidece. En cada enfermo pobre está dos veces Jesús”. Nacía la idea de la “Casa para el Alivio del Sufrimiento”. Los hijos espirituales del Padre Pío recogen la idea de su corazón y una vez que el huracán bélico hubo terminado, e inenarrables dificultades fueron superadas, el 16 de mayo de 1947 se colocaba la primera piedra de la “Catedral de la Caridad”. 

Después, sacó una monedita de oro de su túnica y dijo: “Quiero dar el primer donativo para la obra”. En ese momento se formó el Comité para la fundación del Hospital según las intenciones de Padre Pío. La obra se llamará “CASA ALIVIO DEL SUFRIMIENTO”.

Se trataba obviamente de un comité de personas seleccionadas por el mismo Padre Pío, ya que tenían una disposición al voluntariado y una dedicación completa hacia esta obra. Aunque los tiempos se alargaron a causa de la iniciación de la segunda guerra mundial. La estructura pudo comenzarse sólo al final del conflicto armado.

Sobre la montaña árida frente al Convento, se fijó la mirada de Padre Pío para realizar el alivio de los sufrimientos. El Señor inspiró al Padre, que precisamente en esa montaña árida y llena de piedras quería que surgiera la Obra. Aliviar los sufrimientos de los hermanos en el alma y en el cuerpo era su deseo cotidiano.

Decía: 
“Recen para que se cumpla el designio de Dios, así como lo quiere. Dios es providencia, Dios provee. Dios me encomendó una misión terrena: la fundación de un hospital para los pobres enfermos del alma y del cuerpo.” 

La idea de Padre Pío de construir un gran hospital en uno de los puntos más pobres de Italia, estaba penetrando en la conciencia de muchos. Se trataba también de gente humilde que mandaba lo que podía, conciente de contribuir a una obra de renacimiento espiritual y civil. “Una obra de caridad se sostiene con caridad”, decía Padre Pío. 

Se difundió la noticia y muchísimas personas comenzaron a ayudarlo con dinero y con oraciones. Alguien dijo que los hombres no son generosos y Padre Pío contestó: “¿Tu te fías de los hombres?" No te preocupes. El dinero llegará espontáneamente y en abundancia. Surgirá un hospital, será grande y bello, pues ahí estará Jesús en medio de los enfermos”. “Debe ser un hospital modelo, dónde la caridad, el amor, la hermandad estarán presentes”. 

Podemos decir, sin lugar a dudas, que se trata de una obra para la cual Padre Pío puso un gran entusiasmo. Demostró una gran voluntad de realizarla aun en contra de todas las dificultadas que se presentaran, fueran de carácter técnico que de carácter humano. 

En 1947, Barbara Ward, una periodista inglesa muy famosa, que escribía en el “THE ECONOMIST”, había recibido el encargo de verificar en los Países europeos donde la guerra había hecho estragos, cómo se estaban reponiendo gracias a la ayuda de la UNRRA, la famosa institución americana para la reconstrucción. Visitó a Padre Pío para pedirle el milagro de la conversión de su novio el comandante Jackson, australiano, que era protestante.

Mientras ella visitaba a Padre Pío, su novio – en Estados Unídos- se convertía al catolicismo. Había que agradecer al Padre Pío y ayudarlo a la realización del Hospital. El Comandante Jackson ofreció entonces un donativo muy importante de parte del UNRRA que sirvió para adelantar notablemente la construcción. Empezaron a llegar también, donativos de los italo-americanos y de todas las partes del mundo. 

El 26 de julio de 1954 se abren los ambulatorios: el 5 de noviembre empieza a funcionar el Banco de sangre. Y el 5 de mayo de 1956 se inaugura todo el conjunto, bendecido por la voz de Pío XII.

Decía Padre Pío: “Es la oración, esta fuerza unida de todas las almas buenas, la que mueve el mundo, que renueva las conciencias, que sostiene la Casa Sollievo, que conforta a los que sufren, que cura a los enfermos, que santifica el trabajo, que eleva la asistencia sanitaria, que da fuerza moral y la resignación cristiana al sufrimiento humano, que hace brotar la sonrisa y la bendición de Dios sobre la languidez y la debilidad… Debemos completar la Obra para que se vuelva un Templo de oración y de ciencia, donde el genero humano se encuentre en Jesús Crucificado… Agradezcamos a la Providencia y a la bondad de Dios.” 

Cuando el 5 de mayo de 1956 Padre Pío pronunció su discurso de inauguración dijo: 
“Esta es la Criatura de la Providencia. Se las presento, admírenla y bendecid junto a mí al Señor Dios”. “Pero para que esta criatura crezca se solicita la generosidad DE TODOS. No nos priven de su ayuda, colaboren con este apostolado de alivio del sufrimiento humano y la caridad divina, que no conoce límites y que es luz de Dios y dá la vida eterna, acumulará para cada uno de ustedes un tesoro de gracias”. 

Los sucesores de Padre Pío han tratado de seguir los ideales que él mismo se había impuesto para que el hospital y las obras anexas tuvieran la asistencia y el cuidado que él habría querido para ellas. También el personal está comprometido en este sentido y todos sus esfuerzos van dirigidos además de la adecuación de las estructuras, también a la actualización de los profesionales y a la formación cristiana de los que ahí trabajan.

Podemos afirmar que la Casa es el verdadero gran milagro de Padre Pío ya que nació de la nada. La Casa hoy en día está como la quería el Padre. Bien organizada, eficiente, completa y sobre todo a disposición de los más necesitados para la curación de los cuerpos y de las almas conjuntamente. También el personal ha sido preparado en el interior del hospital a través de las escuelas de formación profesional y ahora también los médicos especializados, gracias a acuerdos con universidades, han podido asistir a cursos de post grado y especialización.

Ahora tienen contactos a nivel internacional, sobre todo desde que el hospital recibió el reconocimiento como Instituto de Admisión y Cuidados de carácter científico. Por voluntad del Padre, la obra desarrolló no sólo una actividad asistencial y de curación de los enfermos, sino que también ha profundizado en la investigación medico-científica. 

Muchos de los que hemos estado ya varias veces visitando y celebrando la Santa Misa en este magnífico hospital, nos hemos preguntado, cómo es posible que Padre Pío haya podido predecir y realizar, sin tener medios, una obra tan importante, si no fuera por la intercesión de carácter sobrenatural. La Casa Alivio del Sufrimiento, de hecho es una demostración de que la Providencia se sirve de hombres que han sido predestinados por Dios para la realización de sus deseos.