31 de enero de 2011

Don Bosco


Celebramos hoy con toda la familia Salesiana, la memoria de San Juan Bosco, sacerdote italiano, apóstol de la juventud (1815-1888). El Oficio Divino de este día, nos ofrece como segunda lectura, una carta de Don Bosco dirigida a sus hijos salesianos de entonces pero que bien vale para cualquiera de los que nos hemos entregado al Amor en la actualidad.

TRABAJÉ SIEMPRE CON AMOR.

"Si de verdad buscamos la auténtica felicidad de nuestros alumnos y queremos inducirlos al cumplimiento de sus obligaciones, conviene ante todo que nunca olvidéis que hacéis las veces de padres de nuestros amados jóvenes, por quienes trabajé siempre con amor, por quienes estudié y ejercí el ministerio sacerdotal, y no sólo yo, sino toda la Congregación salesiana.

¡Cuántas veces, hijos míos, durante mi vida, ya bastante prolongada, he tenido ocasión de convencerme de esta gran verdad! Es más fácil enojarse que aguantar, amenazar al niño que persuadirlo; añadiré incluso que, para nuestra impaciencia y soberbia, resulta más cómodo castigar a los rebeldes que corregirlos, soportándolos con firmeza y suavidad a la vez.

Os recomiendo que imitéis la caridad que usaba Pablo con los neófitos, caridad que con frecuencia los llevaba a derramar lágrimas y a suplicar, cuando los encontraba poco dóciles y rebeldes a su amor.

Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es difícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.

Miremos como a hijos a aquellos sobre los cuales debemos ejercer alguna autoridad. Pongámonos a su servicio, a imitación de Jesús, el cual vino para obedecer y no para mandar, y avergoncémonos de todo lo que pueda tener incluso apariencia de dominio; si algún dominio ejercemos sobre ellos, ha de ser para servirlos mejor.

Éste era el modo de obrar de Jesús con los apóstoles, ya que era paciente con ellos, a pesar de que eran ignorantes y rudos, e incluso poco fieles; también con los pecadores se comportaba con benignidad y con una amigable familiaridad, de tal modo que era motivo de admiración para unos, de escándalo para otros, pero también ocasión de que muchos concibieran la esperanza de alcanzar el perdón de Dios. Por esto nos mandó que fuésemos mansos y humildes de corazón.

Son hijos nuestros, y por esto, cuando corrijamos sus errores, hemos de deponer toda ira o, por lo menos, dominarla de tal manera como si la hubiéramos extinguido totalmente.

Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.

En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torrente de palabras, ya que éstas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables."

20 de enero de 2011

El mendigo que confesó a Juan Pablo II.


Como ya sabemos, el próximo 1 de mayo, Benedicto XVI, declarará beato a su antecesor en la “Silla de Pedro”, Juan Pablo II. Ante este evento tan importante para la Iglesia y tan esperado por todos los que tuvimos la dicha de conocerle y amarle como él nos amó a ejemplo e imagen del Maestro, relato un episodio poco conocido de la vida del Papa Juan Pablo II que tal vez muchos ya conocen.

"En Roma, un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él. Ahora mendigaba por las calles.

El cura, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido.

Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa.

Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse.

El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, les respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: "una vez sacerdote, sacerdote siempre". "Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero", insistió el mendigo. "Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso", dijo el Papa.

El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos". (Relato extraído de Aciprensa)

18 de enero de 2011

2011, AÑO DEL CONSUMISMO...


Según los más reconocidos expertos en economía, marketing y tendencias del consumidor, el año 2011 será el AÑO DEL CONSUMISMO.

Es por ello por lo que en 2011 tendrá que quedarse:

CON SU MISMO COCHE.

CON SU MISMO SUELDO.

CON SU MISMO TECHO.

CON SU MISMO VESTUARIO.

CON SU MISMO PAR DE ZAPATOS.

Y solo si Dios quiere...

CON SU MISMO TRABAJO.

No nos podemos quejar, verdad!!!

¡Arriba el CONSUMISMO, porque no hay otra cosa!

16 de enero de 2011

Un ateo a favor de la Iglesia Católica.




El siguiente artículo, apareció publicado en El Diario Montañés, el pasado mes de noviembre. Su autor es José Manuel López Veja, Médico especialista en el Hospital Valdecilla:

“Si es reprochable empezar hablando de uno mismo, también será esclarecedor decir de entrada que mi pensamiento y mi vida discurren ajenos a los dioses, en general, y al Dios de los católicos en particular. No comulgué ni fui confirmado, me casé por lo civil, mis dos hijos no fueron bautizados y han estudiado en escuelas laicas, como su padre. Por lo breve, digo, ni soy católico ni aguardo orientación de ninguna fe religiosa, la que fuere. ¿A qué viene, entonces, mi chocante postura de destinar la X del IRPF a la Iglesia Católica? Algunos la tildarán de gracieta simplona, otros de contradicción incomprensible, de inane provocación, etcétera. Nada opongo a tales opiniones, menos aún si sustentan la idea, más o menos refinada, de que seré aproximadamente un gilipollas. Pero si alguien desea curiosear en por qué un ateo marca su X a favor de la Iglesia, quizá le interesen mis tres razones principales:

1ª. Ante las privaciones de muchos seres humanos (no solo en países subdesarrollados), es natural fomentar la ayuda y la cooperación. Que se describan con palabras como solidaridad, compasión, justicia o caridad es lo de menos; lo crucial es canalizarlas a través de organizaciones eficientes.

Ya sé que existen las recientes criaturas llamadas oenegés, pero cómo negar el papel histórico de las misiones católicas y de Cáritas en ese terreno. No estableceré un ranking de altruismo, pero yo, siendo ateo, dudo que los recursos administrados por la Iglesia sean desdeñables o necesariamente sustituibles: voto por mantenerlos.

2ª. Para explicar la idea de Europa -y no digamos la de España- a un extraterrestre, sería imposible obviar el catolicismo. Entre nosotros, terrícolas, sería fatigoso desgranar su legado intelectual, arquitectónico, ético y artístico. Asistí recientemente a la misa dominical en un convento de clarisas, con su olor inefable a musgo e incienso. A mediodía, las monjas ocupan un coro, allá por el ábside; los fieles llenan la pequeña nave y el cura lee sugestivos textos, y lo hace bien, y por un momento me siento parte de algo más grande y más permanente que yo, algo que sosiega la respiración y atempera el pulso, sin necesidad de lapidar a nadie. Y luego visité otra iglesia, donde se cantaban bellísimas habaneras de tema religioso. Voto por ese espíritu de paz y concordia, aunque yo no sea creyente.

3ª. Justo por no serlo, me parece inexplicable el furor obsesivo por bajar los crucifijos de los colegios. No veo qué daño causan los símbolos de una fe que no me asiste, pero sí ilustra mi paisaje histórico y emocional. Me espanta el fanático que se jacta de clausurar escuelas católicas o quemar frailes. No concibo que un absurdo revanchismo haga saludar a gobernantes infames como Chávez y ningunear al Papa, líder espiritual de muchos compatriotas. A mi juicio de ateo, es lógico y deseable que el Estado sea laico, pero sucede que España no lo es. Hay vida inteligente fuera del Estado, así que pongo la X para la Iglesia Católica, no vaya a ser que algún insensato la destine a construir mezquitas y tengamos que resucitar a don Juan de Austria”.

15 de enero de 2011

Con el paso de los años...


… uno va envejeciendo, ciertamente, pero también vamos descubriendo a personas que de un modo u otro, van marcando nuestras vidas, y es que hace algún tiempo, un amigo estupendo, de esos que podemos llamar “especiales”, sencillamente porque lo son y se lo han currao, de esos que trasnochan por nosotros si hiciese falta, de esos que nos llaman todos los días mientras dura nuestro proceso gripal, de esos que sin querer, nos hacen sufrir con alguna bromilla un tanto merecida, je, je, je, me escribió un sms diciéndome algo así: “Es verdad que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es verdad que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo hemos encontrado”.

Y así es, las cosas más valiosas, los buenos regalos en la vida, no se compran en los grandes almacenes. En esta vida, los grandes regalos están junto a nosotros, y son nuestros amigos, y no existe moneda de compra para ello, perdón, si hay una moneda de gran valor, mayor que el oro, se llama Amor. Si nos dedicáramos a negociar con ella, ¿se imaginan la cosecha?.

Sí amigos, el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso, en esta vida existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables. Felices y merecidas vacaciones. Gracias.

13 de enero de 2011

Querido amigo:


¿Cómo estás?, te escribo esta carta porque quiero decirte que te amo, y me gustaría tener una relación más cercana contigo. De más está que te pregunte como estás, porque estoy pendiente de ti cada minuto, y hasta ese último pensamiento que tantas veces te desvela, lo conozco.

Te noto a veces tan distante de mí, que he sentido miedo de perderte para siempre. Ayer te vi muy triste y quise arrancar de ti esa angustia, lo grité a los cuatro vientos pero no me buscaste. Te vi ayer hablando con tus amigos, te vi comer fuera de hora, y recorrí contigo la calle de tu casa, quise mirar con tus ojos eso que guardas y que te provoca tanta nostalgia, y quise que tú me escucharas pero no lo hiciste, y así esperé todo el día.

Al llegar la noche te di una hermosa puesta de sol para cerrar tu día, y una suave brisa para tu descanso. Después de un día tan agitado, esperé, pero nunca viniste. Te vi dormir anoche y quise tocar tu frente, envié rayos de luna que se reflejaron en tu casa para ver si te despertabas conmigo, pero seguías en tu sueño.

Quiero compartir contigo tantas cosas, pero no me dejas. En la mañana era tarde y te fuiste apresurado sin ni siquiera sospechar lo importante que eres para mí. Te amo y trato de decírtelo por medio del cielo azul, de la lluvia.... y mi voz se pierde como un eco detrás de tus pensamientos.

Te hablo al oído a través de las hojas de los árboles y el olor de las flores, te grito en los riachuelos de la montaña, doy a los pajaritos canto de amor solo para ti. Te visto con el calor del sol y te perfumo el aire con el aroma de la naturaleza. Me escucharás cuando hagas silencio en tu interior, te intento guiar moviendo en ti buenos deseos, déjate llevar por ellos. No estoy en el más allá... estoy en tus pensamientos! Regálale una mirada de amor a todo el que te rodea y me descubrirás a cada instante.

Hoy busqué alguien que me prestó sus manos y esta hoja de papel para escribirte, en lo adelante escribiré en tu corazón si me lo permites, solo dime Si... yo se que es duro vivir en este mundo, realmente lo se, pero si confías en mi, a partir de hoy tendrás nuevas fuerzas. Habla conmigo, desahoga tus angustias y ansiedades que yo siempre tengo tiempo para ti, cuéntamelo todo, llora si quieres, soplaré tus lágrimas para acariciar tu rostro.

Llámame a cualquier hora del día o de la noche, que yo nunca duermo, y siempre te responderé. Si puedes caminar y mirar con amor el universo, con humildad tu rostro en el espejo, con ternura aquel que te sonríe, con misericordia aquel que te pide compasión, y con perdón aquel que te hizo llorar... mi voz serán tus pensamientos!... Que no sea largo el camino que habré de recorrer tras de tí.

Tu amigo fiel, JESÚS.

12 de enero de 2011

Experiencias que no se olvidan......













Hay cosas en esta vida que no se olvidan tan fácilmente, ya sean experiencias vividas en el seno familiar, momentos compartidos con amigos entrañables o viajes realizados al lugar más deseado de nuestro mundo. Nuestras vidas estan llenas de experiencias, experiencias intensas, auténticas y gratificantes, que lejos de quedar solo en la retina, pasan antes por el corazón y alli se quedan para siempre. Y esto lo digo, porque el pasado verano, como experiencia inolvidable y para repetir, tuve la gran oportunidad de pasar algunos días en Pietrelcina y en San Giovanni Rotondo, lugar de nacimiento y muerte del Padre Pío (fraile capuchino y primer sacerdote estigmatizado de la historia de la Iglesia), y al mismo tiempo, tuve la dicha de celebrar, con gran emoción, la Santa Misa, en los mismos altares donde durante muchísimos años él la celebró. Y como las penas no vienen solas, así pasa con las alegrías, tuve la suerte de compartir diálogo y concelebrar la Santa Misa en Piana Romana (Pietrelcina) con el Padre Giuliani, fraile capuchino que durante 15 años convivió con Padre Pío en el convento de San Giovanni Rotondo.
Era el 7 de septiembre de 2010, el mismo día del centenario de la aparición de los primeros estigmas internos. Y aquí, en Piana Romana, en el campo, bajo un olmo, Padre Pío, joven sacerdote, recibe por primera vez de Jesús los primeros síntomas de lo que luego serán las llagas de la Pasión. Es el 7 de septiembre de 1910. Él mismo lo cuenta en una carta:
"Anoche yo recibí una cosa que no sé aclarar ni comprender. En medio de las palmas de los manos ha aparecido un poco de rojo, ancho casi como un céntimo y acompañado también de un intenso dolor en medio de aquel rojo......También debajo de mis pies yo siento un poco de dolor...”. (Padre Pío a su confesor Padre Agostino, 8 de septiembre de 1910).

6 de enero de 2011

"Hemos visto su estrella..."


Esta Fiesta que hoy celebramos en la Iglesia, invadida por la ilusión y los regalos, no debiera hacernos pasar por alto el más preciado de los presentes que hemos tenido, el principal “regalo” que nos trae la Epifanía y que es Jesús, el Hijo de Dios, nuestra salvación y la luz de todos los pueblos.

La Solemnidad de la Epifanía celebra la adoración de unos “Magos venidos de Oriente”. En estos Magos, venidos de lejanas tierras para adorar al Hijo de Dios, la Iglesia ha visto siempre, no sólo una manifestación de la Divinidad del Niño recién nacido, que eso significa Epifanía: “manifestación - presentación”, sino también, una prueba de la universalidad de la Buena Noticia, de la salvación. Y esa salvación que Cristo nos trae, no era sólo para el pueblo Judío, sino que su salvación es universal, para todos los pueblos.

En el evangelio de este día leemos; ”Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo”. Estos magos, avisados y venidos de tierras lejanas, lo reconocen y le rinden el tributo de adoración, exclusivo de Dios, dando así cumplimiento a la profecía de Isaías.

Pero, los Magos de Oriente, por designio divino, además de dejarnos una manifestación de la divinidad de Jesús y una prueba de la universalidad de la salvación, van a ser para nosotros, en adelante, una imagen y un ejemplo del camino, no siempre claro y con dificultades, que hemos de andar todos los cristianos.

Como ellos, también nosotros hemos sido llamados por la “estrella” de la vocación cristiana. Una “estrella” que hemos de seguir, a pesar de las dificultades, de las dudas y de los inconvenientes del camino.

En ese camino, los Magos de Oriente son también para nosotros, un ejemplo de dos virtudes muy fundamentales: la fidelidad y la perseverancia a la llamada de Dios.

Que ellos nos sirva de ejemplo para que también un día nosotros, podamos encontrar a Dios y con El, la verdadera felicidad que sólo El puede darnos.

1 de enero de 2011

Sancta Maria, Mater Dei...


Comenzamos el Año Nuevo con la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. La Iglesia Católica quiere comenzar cada año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. Esta fiesta, es la fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".