31 de mayo de 2010

MAGNIFICAT.



Se termina el mes de Mayo, un mes desde siempre dedicado a la Virgen y tan querido por el pueblo de Dios. Hoy, en esta fiesta de la Visitación de Nuestra Señora a su prima Isabel, entonamos con toda la Iglesia, el canto que María proclamó al Señor:



Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos.
Amen.

2 comentarios:

Traditio dijo...

Qué bueno que se recuerden y fomenten las tradiciones piadosas como es la de consagrar el mes de mayo a la Virgen.

Anónimo dijo...

Que la Stma Virgen interceda por todos los sacerdotes en este Año Sacerdotal que ya termina. Un fuerte abrazo padre.