7 de diciembre de 2009

Necesidad de conformarnos con la Voluntad de Dios.


Si queremos hacernos santos, nuestro único deseo ha de ser renunciar a la voluntad propia para abrazarnos con la de Dios, porque la médula de todos los preceptos y consejos divinos estriba en hacer y padecer cuanto Dios quiere y como lo quiere. Roguemos por tanto, al Señor que nos dé santa libertad de espíritu, libertad que nos hará abrazar cuanto agrada a Jesucristo, a pesar de las repugnancias del amor propio o del respeto humano. El amor de Jesucristo pone a sus amantes en una total indiferencia, siendo para ellos todo igual, lo dulce como lo amargo; nada quieren de lo que les agrada a sí mismo, y quieren cuanto agrada a Dios; con la misma paz se dan a las cosas grandes que a las pequeñas e igualmente reciben las cosas gratas que las ingratas; bástales agradar a Dios en todo.

Dice San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”; ama a Dios y haz lo que quieras. Quien ama a Dios en verdad no anda tras otros gustos que los de Dios y en esto solo halla su contento, en dar gusto a Dios. Santa Teresa escribía;”Oh Señor, que todo el daño nos viene de no tener puesto los ojos en vos, que si no mirásemos otra cosa sino el camino, presto llegaríamos; mas damos mil caídas y tropiezos y erramos el camino por no poner los ojos, como digo, en el verdadero camino”. He aquí, por tanto, cuál ha de ser el único fin de todos nuestros pensamientos, de las obras, de los deseos y de nuestras oraciones; el gusto de Dios; éste es el camino que ha de conducirnos a la perfección; ir siempre en pos de la voluntad de Dios.

Decía San Vicente de Paúl: “La conformidad con el divino querer es el tesoro del cristiano y el remedio de todos nuestros males, porque implica la abnegación de sí mismo y la unión con Dios y todas las virtudes”. Mas nuestra conformidad con el divino querer ha de ser entera y sin reserva, constante e irrevocable; que en esto, repito, se cifra toda la perfección y a esto deben encaminarse todas nuestras obras, todos nuestros deseos y todas nuestras oraciones. (De la obra de San Alfonso Mª de Ligorio: “Práctica de Amor a Jesucristo”).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas felicidades Don Norberto por su página. Me han gustado mucho los artículos. Enhorabuena. Maria C.