25 de marzo de 2014

¿Nos arrodillamos en la Consagración?



En el número 43 de la Ordenación General del Misal Romano se dice, sobre gestos y posturas en Misa:

"Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración"

El texto es muy claro, y flexible desde la caridad cristiana que no obliga nada a quien le sea difícil. Pero si nos trasladamos a la praxis actual comprobamos con inquietud que en no pocos Templos, y durante la consagración en la Santa Misa, muchos fieles permanecen de pié sin que se constate en ellos causa alguna que les impida arrodillarse para adorar a Dios.

Meditemos porqué sucede esa desafección y, a la vez, qué remedios pastorales se pueden realizar para recuperar el respeto y cariño debidos a la PRESENCIA REAL DE CRISTO por el milagro de la transubstanciación.

¿Porqué no nos arrodillamos en la Consagración?

- Quizás porque no creamos en la Presencia Real de Cristo ni en el milagro mencionado (transubstanciación)

- Quizás porque la nuestra comodidad esté por encima del respeto debido a Dios

- Quizás porque seamos protestantes sin saberlo (o sea, si creemos que la presencia de Dios se da solo en la asamblea reunida y no en la Eucaristía, además de la comunidad)

- Quizás porque creamos en un Dios “coleguilla” al que uno se mete en el bolsillo

- Quizás porque al ver que otros no lo hacen, tengamos “vergüenza” de señalarnos ante los demás, olvidando así que hay que amar a Dios sobre todas las cosas

- Quizás porque pensemos que el cristiano “moderno” no precisa de hacer gestos tan “anticuados”

- Quizás porque…………………ni haya quizás…………por pura indiferencia

-Quizás es que NADIE en la Iglesia nos ha recordado que hay que arrodillarse por cariño y respeto

¿Hay remedios pastorales?….creemos que SI…. por ejemplo:

* Desde la catequesis de primera comunión inculcar a los niños que hay que arrodillarse en la consagración y así vayan tomando la “costumbre” de hacer lo que la Iglesia manda

* Desde otras catequesis recordar a jóvenes y adultos que arrodillarse no es un signo de sumisión sino de amor y admiración ante el milagro de Dios bajando del Cielo al Altar por nuestra salvación

* Desde todo ámbito formativo exhortar a adorar al Santísimo recordando la doctrina católica sobrela Presencia Real de Cristo en la Eucaristía

* En la misma celebración de la Santa Misa, que el acólito (o en su defecto el mismo ministro) tenga en “valor” de solicitar, en su momento, que todos los que puedan se arrodillen (yo lo he hecho y desde luego da resultado)

Es muy urgente recuperar el sentido de amor y adoración (que es efecto del amor) a Jesús Sacramentado. Y en el largo camino de recuperación hemos de prestar un interés especial por el debido gesto de arrodillarse durante la consagración. (Por D. Santiago González. Sacerdote Diocesano de Sevilla)

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