23 de enero de 2012

San Ildefonso de Toledo.





San Ildefonso, nace en el año 607 en Toledo, reinando Witerico. Procedía de estirpe germánica y era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó a impartirle su educación. San Ildefonso alcanzó a tener una brillantísima formación literaria. Siendo aún muy niño, ingresó en el monasterio Agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de sus padres.


Estando ya en el monasterio, funda un convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en torno al año 650 fue elegido abad. Tras la muerte del obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el año 657.


San Ildefonso muere el año 667, siendo sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente trasladado a Zamora.


Es famoso el Milagro del encuentro con la Virgen, en donde se cuenta que una noche de diciembre, Ildefonso junto con sus clérigos y algunos otros, fueron a la iglesia, para cantar himnos en honor a la Virgen María. Encontraron la capilla brillando con una luz tan deslumbrante, que sintieron temor. Todos huyeron excepto Alfonso y sus dos diáconos. Estos entraron y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la Santísima Virgen María, La Inmaculada Concepción, sentada en la silla del obispo, rodeada por una compañía de vírgenes entonando cantos celestiales. María le hizo seña con la cabeza para que se acercara. Habiendo obedecido, ella fijó sus ojos sobre él y le dijo: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería." Habiendo dicho esto, la Virgen misma lo revistió con la casulla, dándole las instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor.

Esta aparición y la casulla, fueron pruebas tan claras, que el concilio de Toledo ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece documentado en el "Acta Sanctorum" como "El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición".


En la catedral de Toledo, los peregrinos pueden aun observar la piedra en que la Santísima Virgen puso sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.

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