26 de enero de 2009

La conversión de San Pablo.


Celebramos la Fiesta de la conversión de San Pablo. Con esta fiesta, la Iglesia recuerda y conmemora uno de los mayores acontecimientos ocurridos en los tiempos apostólicos; la conversión del que fue perseguidor y fanático exterminador de la naciente comunidad cristiana. Es ver morir al judío radical, y presenciar el nacimiento esplendoroso del cristiano y del apóstol". San Jerónimo afirmaba que "El mundo no verá jamás otro hombre de la talla de San Pablo".

La vocación de Pablo es un llamamiento personal de Cristo, y que tiene como respuesta la generosidad. En los santos Evangelio hay otros llamamientos personales del Señor, pero son llamadas que tuvieron por respuesta el no seguimiento y la no perseverancia.

San Pablo será ahora tras su conversión al Señor, como un fariseo al revés. Antes, sólo la Ley de ahora en adelante, únicamente Cristo será el centro de su vida. Por ello, Pablo es llamado "el Primero después del único".

Normalmente los llamamientos del Señor son mucho más sencillos, menos espectaculares. No suelen llegar en medio del huracán y la tormenta, sino que se presentan en medio de la suave brisa de los acontecimientos ordinarios de la vida, Todos tenemos nuestro camino de Damasco y a cada uno de nosotros nos llama el Señor en el tramo más inesperado del camino a ser sus discípulos.

Discípulo, por tanto, no es alguien que abandona algo; es aquel que, respondiendo decididamente a una llamada, ha encontrado a alguien. Lo que uno cree que ha perdido, se compensa con creces, y luego termina siendo una ganancia. El propio Pablo llega a afirma: "Todo lo que para mí era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús".

Que siguiendo el ejemplo de Pablo tras su conversión, también nosotros sepamos estar siempre prestos a escuchar la voz del Señor y a trabajar incansablemente por la extensión del Reino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La conversión no es fruto de una iluminación momentánea. EL Señor prepara a los hombres con mucho tiempo para su encuentro definitivo con Él. Lleva mucho, mucho tiempo...