29 de septiembre de 2010

Gracias por tanto don recibido y compartido.


Ya han pasado 3 años, tres largos años, y parece que fue ayer cuando mi obispo Don Francisco, aquella mañana del 29 de septiembre de 2007, fiesta de los Santos Arcángeles, me impuso las manos, y tras la oración consecratoria, me ordenaba sacerdote para siempre.

Estos tres años de sacerdote, aunque son realmente pocos, han dado para mucho si empiezo a dar un ligero repaso a cada día transcurrido, a cada jornada vivida.

Esta mañana, la tercera de mi aniversario sacerdotal, solo tengo palabras para dar gracias al Señor por tanto bien recibido.

Gracias a mi familia, y en especial a alguien que ya viene en camino y que va a aumentar considerablemente la alegría familiar... Gracias a las parroquias en las que he tenido la suerte de trabajar y crecer como pastor, en especial, en la que llevo trabajando en estos dos últimos años, ahora el tercer curso. Gracias a tanta gente con la que he tenido la suerte de compartir la vida y la fe. Gracias a los buenos amigos que en este año me han salido al encuentro, aunque alguno haya tenido que trasnochar por mi culpa… a ti sobre todo, gracias, mil gracias...

Gracias a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz a la cual pertenezco. Gracias por estos años de formación, estudio, amistad y fraternidad. En esta vida hay cosas que no se pagan…y esta es una de ellas. Gracias, un millón de gracias…

Si hermanos, amigos, la vida del sacerdote es hermosa, apasionante, pero si le quitamos la cruz ya deja de serlo, se convertiría en mera rutina. Por eso, en nuestra vida, siempre y en todo, como decía San Josemaría; “Con alegría, ningún día sin Cruz”. Y es que aquella mañana tras mi ordenación, comprendí que mi vida había dejado de pertenecerme, y que a partir de ahora le correspondía a Otro y a otros, y con este convencimiento he intentado vivir estos años de ministerio, aunque en algunos momentos haya supuesto llevar la cruz de las contrariedades e incomprensiones. Aún así, gracias por ello Señor.

Y termino con estas palabras de san Juan Mª Vianney, el santo cura de Ars, que en definitiva vienen a recordarnos como todo es obra de Dios, ministerio sublime, y nosotros nada, meros instrumentos en sus manos:


“Oh misterio sublime de la ordenación sacerdotal,
se arrodilla uno con la conciencia de ser nada,
y se levanta sacerdote para toda la eternidad”.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

MUCHAS FELICIDADES DON NORBERTO EN ESTE DIA. QUE LOS SANTOS ARCANGELES LO PROTEGAN SIEMPRE. ABRAZO.

Anónimo dijo...

Felicidades Norbert. Que el Señor te siga bendiciendo y a nosotros con tu presencia. Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Muy bonita la foto de su ordenacion D. Norberto. La postración en el suelo y la imposición de manos son los momentos que más me emocionan de las ordenaciones sacerdotales. Felicidades.

Anónimo dijo...

Muchísimas felicidades Norberto en este dia tan importante para ti como es el aniversario de tu ordenación sacerdotal. Cuenta siempre con nuestro apoyo y oración. (M y A).

Anónimo dijo...

FELICIDADES DON NORBERTO.

Anónimo dijo...

Felicidades Amigo por tu ordenación, y gracias por estar siempre ahí, por escuchar mis penas, por tu apoyo, por tus consejos, por regalarme tu amistad, que para mi es un gran tesoro.
Quiero que sepas que te aprecio muchísimo,
que pido a Dios por ti,
que te cuide de todo mal
y te llene la vida de bendiciones. Un fuerte abrazo. jsanbry.

Anónimo dijo...

Muchas felicidades Norberto, aunque sea con un día de retraso (nuca es tarde si la dicha es buena), sabía que era por estas fechas el aniversario de tu ordenación, a partir de ahora lo anotaré en mi agenda para que no se me olvide. Como dice uno de los comentarios, gracias por tu amistad y por esar siempre ahí. No cambies nunca y sigue adelante, que lo estás haciendo muy bien, Dios está contigo.

Anónimo dijo...

Felicidades D. Norberto. Que siga siendo tan alegre y cercano. Lo estabamos echando de menos...Un saludo.

Anónimo dijo...

Ah, y felicidades por la Misa de los domingos...