Señor Jesús,
te ofrecemos y consagramos
a nuestros hijos.
Tu omnipotencia creadora nos los dio
y nuestro corazón de padres te los entrega.
Aleja de ellos todo pecado,
confírmalos en tu gracia,
y haz, Señor, que te sirvan durante toda su vida
como sacerdotes o almas a ti consagradas.
A nosotros, que sufrimos en silencio su partida
llénanos de tu Amor,
y aunque nos cueste separarnos de ellos
llama a nuestros hijos para servirte y amarte.
Dales sed de almas por amor a ti.
Y que sus ángeles custodios,
desde nuestros brazos donde aprendieron a amarte,
los conduzcan sacerdotes a tus altares,
misioneros a las misiones,
vidas consagradas al amor a ti,
apóstoles a las almas,
y santos al cielo.
Amén.
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