Venid y vamos todos,
con flores a porfía
con flores a María,
que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes,
purísima doncella,
más que la luna bella,
postrada a tus pies.
Veníamos a ofrecerte
las flores de este suelo;
con cuánto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves.
Tu poderosa mano
defiéndanos, Señora,
y siempre, desde ahora,
a nuestro lado estés.
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