Oración a San Juan Pablo II.





"¡Oh San Juan Pablo, 
desde la ventana del Cielo 
dónanos tu bendición! 

Bendice a la Iglesia, 
que tú has amado, servido y guidado, 
animándola a caminar con coraje 
por los senderos del mundo 
para llevar a Jesús a todos 
y a todos a Jesús. 
Bendice a los jóvenes, 
que han sido tu gran pasión. 

Concédeles volver a soñar, 
volver a mirar hacia lo alto 
para encontrar la luz, 
que ilumina los caminos de la vida en la tierra. 

Bendice las familias, 
¡bendice cada familia! 
Tú advertiste el asalto de satanás 
contra esta preciosa e indispensable chispita de Cielo, 
que Dios encendió sobre la tierra.

San Juan Pablo, con tu oración 
protege las familias 
y cada vida que brota en la familia. 

Ruega por el mundo entero, 
todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias. 
Tú te opusiste a la guerra 
invocando el diálogo y sembrando el amor: 
ruega por nosotros, 
para que seamos incansables sembradores de paz. 

Oh San Juan Pablo, 
desde la ventana del Cielo, 
donde te vemos junto a María, 
haz descender sobre todos nosotros 
la bendición de Dios. Amén. "


Oración a San Juan XXIII.



“Dios Padre amado,
que nos diste como Santo Padre 
a San Juan XXIII, llamado por todos 
el Papa de la paz y el Papa bueno.

Te pedimos padre por su intercesión 
ser portadores en esta tierra 
del don maravilloso de tu paz 
y ser por tanto hombres y mujeres 
de diálogo, comprensión y tolerancia.

Ayúdanos Señor 
a ver a todos los que nos rodean 
como hermanos e hijos de un mismo Dios 
y a buscar en todo momento el entendimiento 
sin desvirtuar tu luz y tu verdad.

Queremos, como San Juan XXIII, 
que nos reconozca el mundo entero porque, 
como discípulos tuyos, 
nos amamos unos a los otros.

Gracias por este ejemplo de virtudes. 
Y unidos a todos los santos del cielo 
y en especial a este Papa bueno 
te suplico Padre Santo 
esta gracia particular que necesito. 

Gracias te doy de antemano, Señor, 
porque al ruego de tan grande intercesor 
estoy seguro de que me será concedida. 
Amén”.


16 de abril de 2014

13 de abril de 2014

Al paso del Redentor...



























El pueblo que fue cautivo
y que tu mano libera
no encuentra mayor palmera
ni abunda en mejor olivo.

Viene con aire festivo
para enramar tu victoria,
y no te ha visto en su historia,
Dios de Israel, más cercano:
ni tu poder más a mano
ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor!
Gritad: «¡Hosanna!», y haceos
como los niños hebreos
al paso del Redentor.

¡Gloria y honor al que viene 
en el nombre del Señor! Amén.