En este día la Iglesia nos presenta como ejemplo la figura de la Madre del Señor, de la Santísima Virgen María. En esta semana de Adviento, María se pone ante nosotros como la mujer que lleva bajo su corazón la esperanza del mundo y, de ese modo, marcha al frente en nuestro camino como signo de la esperanza. La Virgen está ahí como mujer en la que lo humanamente imposible se ha hecho posible por la misericordia salvadora de Dios. María se torna, pues, signo para todos nosotros, pues si dependiera de nosotros, de la pobre llama de nuestra buena voluntad y de la miseria de nuestras obras, no conseguiríamos la salvación. Pero, en su infinita misericordia, Dios ha hecho posible lo imposible. Sólo precisamos decir valerosamente sí: soy siervo del Señor. (Joseph Ratzinger, “Benedicto XVI”)
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