Santos son aquéllos que guardaron toda la agresividad para sí mismos, suele decirse. Eso fue San Francisco de Sales, exigente consigo mismo, y ejemplo de moderación y de equilibrio para los demás. Es el santo de la dulzura, el apóstol de la amabilidad. "El más dulce de los hombres, y el más amable de los santos", a pesar de su fuerte temperamento. Se cuenta que al hacerle la autopsia, encontraron su hígado endurecido como una piedra, explicable por la violencia que se había hecho aquel hombre de fuerte carácter, que era en el trato todo delicadeza y suavidad. "En los negocios más graves derramaba palabras de afabilidad cordial, oía a todos apaciblemente, siempre dulce y humilde", afirma la Co-fundadora, que le conocía bien. La influencia de San Francisco de Sales en la espiritualidad ha sido enorme. Cuando San Juan Bosco buscó un protector para su familia religiosa lo encontró en él, y por eso su obra se llama salesiana. Salesianos y salesas llenan el mundo. Y es patrono de los periodistas católicos.
Oración
Señor y Dios nuestro,
que para la salvación de los hombres
que para la salvación de los hombres
quisiste que el obispo san Francisco de Sales
se hiciera todo para todos,
concédenos que, a ejemplo suyo,
manifestemos siempre la mansedumbre de tu amor
en el servicio a los hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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