Hoy Cristo es aclamado como el rey de Israel en su entrada triunfal en la ciudad santa de Jerusalem. Es el bendito, es el que viene en nombre del Señor. La subida de Jesús a Jerusalén no fue solamente para celebrar la Pascua de los judíos, pues más allá de esta celebración, tenía una última meta: la entrega de sí mismo, su inmolación en el patíbulo de la cruz. Salgamos en este día al encuentro del Seño en la procesión de los Ramos, no poniendo a sus pies nuestras túnicas o ramos inertes, sino revistiéndonos de su gracia. Proclamemos a Jesús como el único Señor de nuestras vidas.
1 de abril de 2012
¡Hosanna en el cielo!. Bendito el Señor de nuestras vidas. ¡Hosanna!.
Hoy Cristo es aclamado como el rey de Israel en su entrada triunfal en la ciudad santa de Jerusalem. Es el bendito, es el que viene en nombre del Señor. La subida de Jesús a Jerusalén no fue solamente para celebrar la Pascua de los judíos, pues más allá de esta celebración, tenía una última meta: la entrega de sí mismo, su inmolación en el patíbulo de la cruz. Salgamos en este día al encuentro del Seño en la procesión de los Ramos, no poniendo a sus pies nuestras túnicas o ramos inertes, sino revistiéndonos de su gracia. Proclamemos a Jesús como el único Señor de nuestras vidas.
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