2 de mayo de 2009

Pastor Bonus.

Salmo 22.

El Señor es mi Pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.


Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tu vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.


Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

3 comentarios:

  1. Oswaldo Quintana Déniz3 de mayo de 2009, 17:55

    Hola P. Norberto:

    Ayer asistí durante unas horas, entre sábado y domingo, a la oración por las vocaciones sacerdotales, en la capilla de San Blas (LPGC). Se ha convertido en una cita anual para orar por los pastores que necesitamos.
    Durante unos momentos, en la madrugada, pensé que, aunque no nos consta, muchas otras criaturas creadas por Dios, están en otros mundos y galaxias, rindiéndole alabanza. Por eso nuestra religión católica es "universal". ¿No te parece algo magnífico?

    Saludos: Oswaldo Q. D.

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  2. Me inspira una profunda paz el recitar este salmo. Saber que estamos siempre en los brazos del Señor. Abrazos.

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  3. Ciertamente el Señor es nuestro Pastor, ¿que nos puede faltar a los que ponemos en Él nuestra fe y nuestra esperanza?. Nada.

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