Hoy, como cada 4 de agosto, celebramos la memoria de San Juan María Vianney, el santo cura de Ars, sacerdote francés, (Dardilly, 8 de mayo de 1786 - Ars, 4 de agosto de 1859), nombrado por el Papa Benedicto XVI, patrono de todos los sacerdotes del mundo, el 19 de junio de 2009, al inicio del ya clausurado Año Sacerdotal.
Al convocar dicho Año Sacerdotal, el Santo Padre nos decía: "El corazón del Cura de Ars, era un corazón inflamado de amor divino. La Iglesia tiene necesidad de sacerdotes santos, de ministros que ayuden a lo fieles a experimentar el Amor Misericordioso del Señor y sean sus testigos convencidos". Y Juan Pablo II, al regreso de una peregrinación a Ars, el 6 de octubre de 1986, manifestaba; "La figura del Santo Cura de Ars, no deja de hablar también al hombre de hoy. Su extraordinaria vida llena de oración y de mortificación, el heróico servicio a la Palabra de Dios y a los sacramentos, especialmente el de la Penitencia, continúan siendo un punto de viva referencia para los sacerdotes de la Iglesia contemporánea".
Breve reflexión del Santo Cura de Ars:
“Estaba profundamente convencido de que una persona es feliz cuando vive con Dios; y que es infeliz sólo cuando esa persona libremente se ha separado de Dios: porque no conoce lo que Dios dice, porque ha dejado de escucharle y hacerle caso. Hijos míos; ¿por qué somos tan ciegos y tan ignorantes?. Porque no hacemos caso de la Palabra de Dios!. Pero lo primero para poder hacer caso a Dios es saber qué dice, estar formado: Con una persona formada hay siempre recursos. Una persona que no está formada en su religión es como un enfermo agónico; no conoce ni la grandeza del pecado, ni la belleza del alma, ni el precio de la virtud..”.
Oración del Santo Cura de Ars:
Te amo, oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote
que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios,
y mi único temor es ir al infierno
porque ahí nunca tendría
la dulce consolación de tu amor.
Dios mío, si mi lengua no es capaz de decir
a cada momento que te ama,
quiero que mi corazón lo diga
tantas veces cuanto respiro.
Dios mío, concédeme la gracia de sufrir amándote
y de amar sufriendo.
Yo te amo, oh Dios mío,
porque tú me tienes aquí abajo crucificado por ti.
Concédeme la gracia de morir amándote
y sintiendo que te amo. Amén.
Muchas felicidades a todos los sacerdotes y párrocos. Teneis un gran intercesor en el cielo. Enhorabuena Don Norberto.
ResponderEliminarHe tenido la oportunidad de estar en Ars dos veces, y hay que ver como se respira aún el espiritu de piedad y devoción a 150 años de la muerte del Cura de Ars. Que los sacerdotes lo tengáis siempre por modelo en vuestra vida sacerdotal. Vosotros, al igual que San Juan Mª Vianney, nos enseñan al camino para ir al cielo...Gracias Padre.L.m
ResponderEliminarQué todos los sacerdotes procuren imitar a este santo cura, que instruyan a los fieles en las realidades sobrenaturales y sobre todo que atiendan con celo el sacramento de la Confesión.
ResponderEliminarDESDE AQUÍ FELICITO A TODOS LOS SACERDOTES DEL MUNDO Y EN ESPECIAL A LOS QUE MÁS LO NECESITEN.
ResponderEliminarGRACIAS A VOSOTROS PODEMOS SEGUIR ADELANTE EN NUESTRA VIDA CRISTIANA.
GRACIAS DE TODO CORAZÓN Y FELICIDADES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!