Celebranos hoy la fiesta de la Transfiguración del Señor, y según nos dice el Evangelio según San Mateo, Jesús tomando consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, se los llevó a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos. Su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elias conversando con él. Estos tres discípulos, como lo serán en otras ocasiones, fueron escogidos por el Señor para ser testigos de su gloria. Moisés y Elías, representan la Ley y los profetas respectivamente. A uno, se le entregó la Ley de Dios en el Sinaí para el pueblo de Israel, al otro, se le denomina el padre de los profetas. Ambos vienen a dar testimonio de Jesús, en quien se cumple lo que dice la Ley y los profetas. Este acontecimiento, nos enseña hoy que hay que dejarse transfigurar, transformar cada día por el Señor. Que hay que seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que el Señor nos espera con su gloria en el cielo. A entender que el sufrimiento cuando se ofrece a Dios, se convierte, se transfigura en sacrificio agradable a Dios, en participación de su pasión. Jesús sufrió, y así se desprendió de su vida para salvarnos. A tomar conciencia que aunque la misericordia de Dios es infinita, el cielo hay que ganarselo cada dia con detalles concretos de amor y servicio para Dios y para los demás.
Señor, que bien se está a tu lado cuando las cosas van bien, y te ven transfigurado. Luego, cuando te vean desfigurado, "varón de dolores", todos te abandonarán y huirán. ¿Nos darás las fuerzas necesarias para quedarnos siempre contigo, en los misterio de luz y en los de dolor?.
Gracias por actualizar el blog.
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